viernes, 17 de abril de 2020

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (L)





En lo alto de los páramos que rodean a la ciudad se puede ver unos puntitos diminutos. Son las pequeñas y graciosas cabecitas de las avutardas con ojos escudriñadores como prismáticos. Por fin ha llegado el ansiado día D.

A la voz de ya las avutardas soldado se han lanzado cuesta abajo a invadir la ciudad. Pero sorprendentemente, no hay un alma que las haga frente. La urbe está absolutamente desierta.

Entonces las avutardas han desfilado majestuosamente por las principales arterias de la ciudad hasta recibir la orden de romper filas. Después se han esparcido por toda la urbe campando a sus anchas. Algunas han irrumpido en grandes almacenes para vestirse con ropa cara. Otras han entrado en los supermercados y se han emborrachado con los mejores vinos. Otras se han bañado en fuentes y estanques. Otras han hecho el puente a vehículos de lujo y se han dado un garbeo por el distrito financiero. Y las pocas que se han atrevido a mirar por las ventanas de las casas no pueden olvidar el horror que se oculta dentro…

Finalmente, la cúpula militar de las avutardas ha llegado al Salón de Plenos del Ayuntamiento. En su interior, claro está, no hay nadie, pero el antiguo equipo de gobierno local ha dejado escrito algo en una pizarra antes de marcharse a toda prisa:

“Has vencido, David. A partir de ahora tú serás Goliat.”