sábado, 24 de febrero de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXVII)




En la asamblea de avutardas el veterano plumífero, vuelve a tomar la palabra:

“Queridos camaradas:

No gastaré tiempo en rebatir las críticas vertidas hacia mí en lo tocante a mi edad y mi falta de prudencia: es verdad, los que tenemos la muerte próxima no tenemos nada que perder. Pero yo hablo desde mi perspectiva individual igual que quien es más joven que yo y tiene polluelos que criar habla desde la suya. Mis largos años de vida me han enseñado a no juzgar por las apariencias. Y por ello digo que no nos fiemos de la especie humana. Esos humanos que se hacen llamar ecologistas no tengo claro  que quieran el bien de nuestra especie. La mayoría de ellos son gente joven de ciudad que no conoce bien la naturaleza y que manejan una versión idealizada y edulcorada de ésta, recogida de documentales televisivos y de películas de dibujos animados. Son sectarios en busca de su arcadia mítica. Son producto de una moda diseñada en un rascacielos de una gran ciudad, en algún despacho de altos ejecutivos de una compañía multinacional que ante todo pretende usar el mundo natural para ampliar su margen de beneficio. En realidad, los ecologistas y las leyes humanas inspiradas por ellos no buscan el bien de las avutardas. No nos hagamos ilusiones. ¿Qué pasaría si las avutardas dejaran de estar de moda y la prioridad fuera proteger a una especie depredadora de avutardas, pongamos, por ejemplo, el lobo mesetario? Pues os lo diré: entonces los ecologistas serían los primeros en defender que se usaran a las avutardas para alimentar a los lobos. No, camaradas, no. No podemos someternos a los caprichos de esos niños mimados de la especie humana. De hecho, los ecologistas nos han dado a las avutardas una peligrosa visibilidad. Ahora, a pesar de todas las leyes que nos protegen, somos el blanco predilecto de las depredadoras clases altas humanas por lo que el número de avutardas muertas a manos de cazadores, paradójicamente, se ha disparado en los años que llevamos sobreviviendo como especie protegida. Y como ejemplo, baste citar reciente el asesinato de una familia entera de nuestros congéneres a manos de un rey borracho y su séquito de tarugos degenerados.”

Entonces, el cubil donde se celebraba la reunión retumbó con aplausos y vítores, sobre todo provenientes de los sectores juveniles, que en el calor de los luctuosos acontecimientos apenas unos días antes acontecidos, rebosaba de ardor guerrero. Por su parte la anciana avutarda prosiguió así:

“En segundo lugar, os quiero hablar de la otra cosa que mis largos años de experiencia me han enseñado, a saber, que la vida es un constante elegir entre una cosa mala y otra peor. Y, claro está, cuando eliges una de las opciones siempre hay alguien que te echa en cara lo malo de la opción elegida. Pero así es la vida. Ante todo estamos condenados a elegir. Y ahora mismo nuestra especie está condenada a elegir entre no mover una pluma y aceptar nuestro lento exterminio o rebelarnos y exponernos a morir de golpe si perdemos la guerra. Y yo ya tengo mi decisión tomada. Yo prefiero luchar y arriesgarme a morir en el intento. Entre la pasividad y la actividad elijo la actividad. Es cierto que todo ser vivo está condenado morir, pero yo elijo no ponérselo fácil a la muerte”.

Y con esto concluyó su alocución el veterano plumífero y al instante el clamor popular fue indescriptible. Seguidamente, se votó y la opción de armarse y luchar venció por un puñado de votos. El sector pacifista tuvo que aceptar su derrota.

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lunes, 19 de febrero de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXVI)


El Centro de Interpretación de la Avutarda pronto pasó de moda y los turistas dejaron de ir pues acabaron cansándose de ver avutardas en foto, en pantallas de plasma o en videojuegos. La falta de avutardas vivas en un parque temático sobre el plumífero no solo aburrió al gran público sino que reforzó las tesis escépticas del Dr. Kaufman, favorables a la idea de que las avutardas estarían a esas alturas tan extinguidas como los arqueoptérix. De esta forma, lo que había sido una gran promesa de oportunidades y empleo no atrajo a una oleada de inversores extranjeros como se creía, sino que abrió la puerta a la ruina generalizada de la región.  Al principio, el gobierno central intentó disimular el desastre con una lluvia de subvenciones pero, como se trataba de la comarca secesionista de la avutarda, pronto el centralismo subyugador cortó el grifo a la región, que tuvo que hacer frente a la mayor fuga de empresas de su historia.

Así las cosas, algunos paisanos de la empobrecida comarca empujados por la penuria económica se hicieron cazadores furtivos. Y de esta manera comenzó uno de los capítulos más oscuros de esta región, puesto que, igual que se juntan el hambre y las ganas de comer, los intereses de los furtivos se coaligaron con los de ciertos cazadores de alta alcurnia en busca de raros trofeos de caza. En concreto, se trataba de un monarca de una democracia modélica y consolidada y su séquito de adláteres y hombres de negocios que después de dejar la sabana africana sin elefantes decidieron hacer lo propio con las avutardas. Quiso entonces la mala fortuna que una familia de avutardas al borde de la inanición por el calentamiento global que buscaba desesperadamente algo de comida en el páramo cubierto por las nieves del mes de febrero fuera interceptada por este grupo de amantes de los placeres cinegéticos. Como resultado, la familia de aves al completo resultó acribillada a tiros a sangre fría.

La noticia de lo ocurrido corrió de inmediato como la pólvora en la comarca de la avutarda cuyo gobierno regional, a la sazón en el exilio por las presiones del centralismo avasallador, condenó enseguida el execrable crimen tildándolo de “abyecto plumifericidio”. Por su parte los medios regionales, simpatizantes del gobierno rebelde en el exilio culparon de los hechos a la vecina comarca del topillo en sucio contubernio con las fuerzas centralistas y, por supuesto, a la injerencia rusa.

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miércoles, 14 de febrero de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXV)


Y llegados a este punto, nos tenemos que preguntar lo siguiente: ¿puede la avutarda, con ese nombre, ser puntual en su cita con el amor durante su periodo reproductivo?

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martes, 13 de febrero de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXIV)


Cuando llega el carnaval al áspero páramo los animalillos se disfrazan de otros animalillos. Hace unos años los lobos y los gamos intercambiaron disfraces, en lo que fue una treta de los hambrientos lobos para darse un banquete. Ni que decir tiene que los naturalistas se quedaron perplejos cuando vieron algo tan inaudito como gamos que devoraban lobos. Los ecologistas en seguida lo achacaron al cambio climático. La prensa, por su parte, responsabilizó a la injerencia rusa.

Este año los topillos se han disfrazado de avutardas y las avutardas de topillos. Por supuesto, como los topillos son de un tamaño muy inferior al de la avutarda han tenido que meterse al menos una docena en cada disfraz de avutarda. Las avutardas por su parte han solucionado el problema del tamaño disfrazando de topillo a sus polluelos. Ya se sabe lo mucho que disfrutan del Carnaval los más jóvenes. Y como esto ha hecho que la comarca donde habita la avutarda se llene de falsos topillos y el feudo del topillo se llene de falsas avutardas, las dos comarcas antagónicas están al borde de la guerra pues se acusan mutuamente de pretender borrar del mapa las señas de identidad del otro.

Este cambio de papeles también ha acabado por ponerse de moda entre los seres humanos. Así, el pasado Carnaval los narcotraficantes se disfrazaron de policías y los policías de narcotraficantes, lo que dio lugar a escenas insólitas: narcos deteniendo a agentes del orden por doquier. Este año los obispos se han disfrazado de boyscouts y los boyscouts de obispos. No es difícil adivinar cómo ha acabado el evento.

domingo, 11 de febrero de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXIII)


Debido al calentamiento global, dice la prensa, las avutardas están al borde de la extinción. O quizá ya estén extintas, dicen algunos expertos. Sus cerebros se han reblandecido, su sangre se ha evaporado, sus picos se han apolillado, sus plumas se han marchitado y caído al suelo como una planta atacada por un desalmado con un soplete. Por eso, una gran corporación trasnacional ha creado para los observadores de pájaros un parque temático con hierba artificial, nieve artificial, un cielo artificial y avutardas artificiales. El Centro de Interpretación de la Avutarda, que así se llama, interpreta la realidad para que el visitante solo tenga que preocuparse de comprarse una camiseta, una gorra y una lata de un conocido refresco que produce suficientes gases como para que los turistas imiten con sus eructos los cantos nupciales del extinto plumífero. Estas instalaciones están hechas para el disfrute de toda la familia. Bares, restaurantes, lupanares, casas de apuestas, timbas de ruleta rusa, fumaderos de opio, un correccional para menores y un centro de desintoxicación para adictos al líquido de embalsamar completan el macrocomplejo de ocio, que da trabajo a un puñado de empleados multiusos que tan pronto se disfrazan de avutarda u ornitólogo como venden altramuces, se prostituyen o aceptan asesinatos por encargo. Qué gran yacimiento de empleo. Qué gran surtidor de emprendimiento. Qué gran oasis de oportunidades.

A veces en torno a este parque temático del mal gusto surgen del llano unas cabecitas con ojos escudriñadores como prismáticos que observan con estupor el carnaval humano. A veces mamá avutarda, para aleccionar moralmente a sus retoños, los lleva a observar cómo esos bípedos, que se creen los amos de todo, escarban esterilmente en la nada, en lo que las avutardas han rebautizado como Centro de Interpretación de la Estupidez Humana.


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domingo, 4 de febrero de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXII)


Como por culpa de la crisis económica global y la pertinaz sequía la fauna del llano está pasando estrecheces algunas avutardas se han metido al sector del taxi. Se trata de que la avutarda taxista lleve a otras aves de pequeño tamaño a su espalda para así sacarse un sobresueldo que complemente sus exiguos ingresos. De esta manera, las pequeñas aves migratorias que, procedente de países ricos, atraviesen la comarca, pueden hacer una gira turística por el páramo y tomar fotografías a lomos de una avutarda.

De los turistas que reciben las avutardas taxistas los mejores son los papamoscas japoneses. Por su pequeño tamaño y escaso peso la avutarda puede llevar a varios a sus espaldas con lo cual la rentabilidad de cada viaje está asegurada. Además son aves ordenadas, disciplinadas y muy educadas, interesadas principalmente en fotografiar cada detalle del paisaje mesetario. En cambio, los pardillos procedentes del norte de Europa, maleducados, pendencieros y dados a emborracharse con néctares de plantas psicotrópicas, son bastante problemáticos. Por suerte, debido a su gran poder adquisitivo, son los que mejores propinas dejan.


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sábado, 3 de febrero de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXI)



En la comarca secesionista de la avutarda se está empezando a reformar el refranero para borrar vestigios del centralismo subyugador. A partir de ahora el célebre refrán rezará: por San Blas la avutarda verás. 


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