miércoles, 28 de septiembre de 2011

JAZZ BAND OF ANGELS (II)


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XVI.

El ángel mortuorio
-Díptero impúdico
Que se posa en la frente
Del difunto-
Deshoja partituras
De endechas
Y eclipsa el sol balsámico
De velatorios
Donde gangsters y ratas
Se alcoholizan
Con el desinfectante
De los quirófanos
Mientras el piano-ataúd
Se enreda
En una espiral de humo
Crematorio





XVII.

Cuatro ángeles
Caídos en el espejo marino
Como cuatro jinetes
De un Apocalipsis
Salobre
Hacen sonar sus caracolas
De humo de carguero
E incendian los farolillos de ron
Y piojos
De las dependencias
Portuarias
Bajo las partidas de naipes
En las constelaciones nacaradas
Que guían la navegación
De cabotaje
En las noches perdidas
En un laberinto de camarotes
Donde ensayan
Su locura
Músicos de jazz

En cada punto cardinal
Arde un ángel
Caído
Cual señal de balizamiento








XVIII.



Cuando sobre la tumba
Del bluesmen
Dos ángeles de mármol hacen
El amor
Cae la nieve
Desplumada
En clave de Sol










XIX.


En las ruinas
De la hecatombe nuclear
Ángeles
Incandescentes
Circulan por áureos alambiques
De difusa toxicidad
Con escafandras poliédricas
Como buzos extraviados
En las tripas metálicas
De una trompeta
Que irradia
Jazz mutante











XX.


Ángel suicida
Tu cabellera de flores marchitas
Te delata
Buscas el fuego nómada
De la noche de jazz
En salones de baile
De trasatlánticos hundidos
Pero tan sólo hallas
Esqueletos de pianos
Bajo la luna
Forajida

Ángel suicida
Llevas una lágrima tatuada
En tu smoking
Que arde como un grito
Ahogado en un vaso de gin

Ángel suicida
Estás hecho de piel
De revólver










XXI.


Cuando hay tormenta
Y el viento arrastra
Alas postizas
Partituras
Blanquísimas coronas
Cuerdas de guitarra
Metrónomos
Cabelleras de mármol
El cielo queda
Desangelado







XXII.


Por eriales
Postindustriales
Subvirtiendo los diales
Ángeles arrancan a sus metales
Compases fantasmales
Bajo verbenas siderales
Rítmicos vendavales
Palpitaciones digitales
De tormentas instrumentales
Atronan tóxicos fanales
En mecánicos carnavales
De imprecisos andurriales
Donde la noche traza en los cristales
Escalas musicales









XXIII.


Villon desplumaba ángeles
Lautreamont les pintaba las alas de negro
Shakespeare los hacía batirse en duelo
Milton los enviaba al destierro
Höderlin enloquecía con ellos
Blake les leía las rayas de la mano
Sade los conducía a sus aposentos secretos
Rimbaud los llamaba a la insurrección
Breton los psicoanalizaba
Ginsberg los citaba en cines porno
Kerouac se emborrachaba con ellos
Jim Morrison les pasaba LSD

Y Alberti sabía que sobre ángeles
Hay mucho escrito







XXIV.


Un solo de veinte minutos
Improvisando
Con una botella de scotch
Como instrumento
De viento al rojo vivo
Y la tapa de una coctelera
Como sordina
Y el ángel
Beodo de nocturnidad
Fue ascendido a arcángel
Por el dueño del night club











XXV.


Esta noche
En la Vía Láctea
Grandes orquestaciones
Sidéreas
Ángeles caídos
Por escalinatas de vértebras
Desde la ionosfera
Dinamizarán la velada
Incendiada por las Perseidas
Y acompasados por el swing
De los cometas
Pondrán un hilo musical
A las fases lunares








XXVI.


Síncopas

La testa cercenada
De un ángel azul
Como una bala
O una nota
Musical
Perturba
Las aguas
Crepusculares
De un mausoleo
Donde descansan
Los mártires del jazz

Oh desafinadas tinieblas









XXVII.


Ángeles en desbandada
Desenfocados
Como espectros del cine en blanco y negro
Nómadas en calcinados solares
Coronados de hidrocarburos
Improvisando cataclismos
Trepidando como motores diesel
Silbando como locomotoras de metal fundido
Tras las huellas de azufre de la noche
Volando los bisoñés de los difuntos
Disparando ráfagas de ragtime
Ángeles en retirada
Caótica
Bajo constelaciones
De instrumentos de cuerda
Naufragando en el asfalto
Vertiendo cántaros de estrellas
Sobre los lechos de los lupanares
Cerrando la caja de música
De este poemario
Sincopado



jueves, 8 de septiembre de 2011

CONEY ISLAND por Gregory Corso


[Gregory Nunzio Corso (nacido el 26 de marzo de 1930 y muerto el 17 de enero del 2001), fue un poeta estadounidense miembro de la Beat Generation (como Jack Kerouac, Allen Ginsberg o William Burroughs). Su madre, de dieciséis años de edad cuando Corso nació, dejó la familia un año más tarde y regresó a Italia. Tras esto Corso pasó la mayoría de su infancia en orfanatos y casas de acogida. Su padre se volvió a casar cuando Gregory tenía 11 años y aunque se quedó con él, huyó en repetidas ocasiones. Corso fue enviado a una casa de acogida para jóvenes, de la cual también se escapó. Su turbulenta adolescencia incluye un periodo de varios meses en The Tombs, la cárcel de Nueva York, por verse envuelto en el robo de una radio; pasando tres meses en vigilancia penitenciaria en Bellevue. A los 17 años de edad cumplió tres años de condena por ladrón en la Clinton State Prison. Durante su encarcelamiento fue un ávido lector en la biblioteca de la cárcel y empezó a escribir poesía. Encarcelado de nuevo en Dannemora por hurto en 1947, Corso buceó en la literatura y comenzó a escribir poesía. Volvió a Nueva York después de su liberación en 1950 y conoció a Ginsberg en un bar (The Pony Stable). A partir de entonces Ginsberg presentará a Corso y a su poesía a otros miembros de la escena literaria beat. No en vano Ginsberg lo consideraba «el poeta más grande de América»

Extraído de Wikipedia]


1.
No tan risible este océano que toca esta costa dominada por la diversión
Aquí el cámbaro comediante cubre la arena
domina el paseo de la orilla y se pasea con un chiste de los viejos tiempos

Y he aquí que el hombre fungoso viene a la playa
malhumorado, lascivo, las manos en el suelo
con un bolsillo lleno de loción para el bronceado
inmóvil bajo el tiovivo.

Compañeros gemelos en busca de una farsa
comuniscándose entre risas un plan inhumano
-¡Ah, sí! Los pies de algo grande y sucio-
-Los pies de atodo aquello grande y sucio-
Los pies; nada más-
-Sólo los pies. Je-je-jeje-je-


2.
La noche se zambulle en una botella vacía de soda,
y el chiste pierde la gracia.
El hombre fungoso enrolla su toalla de playa
y se aleja goteando.
Pero no el cámbaro comediante...
Inmóvil bajo el suelo arenoso
el dedo gordo del pie de un universo se menea en su pinza
Vacilante y desordenado
esta dispersión de pies se lanza al mar
rompiéndose en trocitos los hombres rotos llaman a hombres rotos


3.
Ahora y aquí el mundo hundido de mujeres y hombres sin pies
hombres y mujeres que parecen jugar al corro
equilibristas en los manillares
de imbéciles, inhumanos-
encienden su imitación de neón de las estrellas
(¡El momento culminante para el cámbaro!)
chincando sus pies sobre el tajedo arenoso

Marea alta y las barracas del aprisa aprisa
bajan sus cortinas
y los monstruos de la naturaleza salen discretamente por puertas traseras
la montaña rusa y la rueda giratoria están paradas
El silencio masivo ahoga el último eco de un niño feliz
El alelado paseante llega con pies de melón;
recoge la botella de soda llena de noche
...y bebe...

En un habitual zigzagueo matutino
el cámbaro exhausto saludó al hombre fungoso;
ambos se sientan en cuclillas en la playa vacía -esperando.

Ambos preguntándose qué pudo haber sido
lo que hizo aeste océano decidir esta costa.



Extraído de Gasolina y otros poemas
Traducción: Diego A. Manrique




El film experimental "Pull My Daisy", escrito y narrado por Jack Kerouac
y en el que participaron Gregory Corso y Allen Ginsberg.