lunes, 30 de marzo de 2020

PANDEMIA



Cuando el barco fantasma con bandera amarilla
Arribó a la ciudad de torretas imantadas
Los festejos carnavalescos
Fueron suspendidos hasta nueva orden
Y se impuso la ley marcial

Era un arca de Noé de especies invasoras
Pangolines de los bosques de jade de la China continental
Armadillos de los desiertos de ceniza radiactiva de Nuevo México
Civetas tibetanas con abrigos de pulgas
Murciélagos de la jungla filipina ebrios de muérdago
Mosquitos esqueléticos del agua estancada del Sahel
Vectores de agentes patógenos
De latitudes golpeadas por el monzón
Y el paludismo

Un mohín incrédulo precedió a la pandemia

Pero el pandero del pandemonio
Aporreó apocalípticamente
La pandemia la pandemia la pandemia

Y entonces la infección creció como un tumor maligno
Exponencialmente
En los gráficos clínicos
En los rótulos de las estadísticas
En los pronósticos de los más escépticos 
Multiplicándose como una espuma negra que satura las cloacas

Hay quien corrió a desenterrar sus dientes de oro
Hay quien probó fortuna con la ruleta rusa
Hay quien vio en la extinción de la especie humana
Una oportunidad para jugar en bolsa
Hay quien se emborrachó con líquido anticongelante
Hay quien se armó hasta los dientes y salió a tender una emboscada al invierno
Hay quien glosó las escenas bélicas desde su alabastrina columna
Hay quien  un día ya no pudo más
Y se disfrazó de oruga
Como quien espera la primavera

Las autoridades pronunciaron altisonantes proclamas
Y se recluyeron en sus sarcófagos 
A prueba de bomba
El Papa gargajeó urbi et orbe telemáticamente
Los reyes abandonaron apresuradamente los lupanares
Por miedo a ser sorprendidos por un atentado anarquista
Con los pantalones bajados
Y la gripe se instaló para siempre en los Alpes

Campanas submarinas anunciaron un mar lleno de pústulas
Y el virus circuló por todos los bazares del mundo

Entretanto
El nicho biológico dejado por nuestra especie
Fue ocupado por criaturas extravagantes
Las ocas patrullaron los bulevares deshabitados
Los osos dirigieron el tráfico de icebergs en los estrechos 
Los macacos gestionaron el mercado de valores
Y los rinocerontes irrumpieron en los teatros clausurados por la cuarentena

La vida humana latía bajo el permafrost de los jardines 
Y los profetas se hacían preguntas retóricas
¿Era ésta la víspera del fuego?
¿Era éste el guante de gérmenes que la muerte
Había dejado caer sobre la superficie de la tierra para escarmiento humano?

Y cuando llegó el verano
Los pangolines las civetas los murciélagos y los mosquitos
Se subieron al barco fantasma y desaparecieron
Dejando atrás una sociedad canibalizada y adicta a la quinina

By Sorrow

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