martes, 14 de octubre de 2008

HERMÉTICAMENTE ABIERTA por Gherasim luca

[Gherasim Luca (Bucarest, 1913-París, 1994) se educó en un ambiente liberal judío, inmerso en la lengua francesa –para él la referencia literaria, al igual que para su paisano Tristan Tzara–, pero dentro de la órbita cultural de Berlín y Viena, como tantos otros intelectuales centroeuropeos.De la mano de su amigo Dolfi Trost se sumerge en el psicoanálisis, colabora en distintas publicaciones «frénétiques» y se pone en contacto con André Breton, Wifredo Lam y los surrealistas parisinos.

Después de la guerra y antes de la llegada del comunismo, funda un movimiento surrealista interdisciplinar y adopta de manera definitiva el francés como idioma de creación. En 1952 se instala en París.

Sus poemas, dibujos o collages («cubomanías») los publica la revista Phases . Elabora libros-objeto –en colaboración con Jacques Hérold, Max Ernst, Piotr Kowalski–, objetos casi mágicos a los que acompaña grabaciones con su voz. A lo que hay que añadir sus puestas en escena y lecturas públicas, desde Ámsterdam a Nueva York, todavía recordadas.

Sus investigaciones sobre la lengua, con sus efectos de tartamudeo, fueron descritas por Gilles Deleuze, que dijo de Luca que era el mejor poeta francés del siglo xx, y tuvo que reconocer que éste fue el primero en enunciar la teoría del Anti-edipo, que después él desarrollaría.

En su soledad, en la búsqueda de una base sólida, a Luca le perturba el ascenso del antisemitismo y se arroja al río Sena.

Extraído de: http://www.gruposurrealistademadrid.org/node/125]





El amor el torrente el vacìo la silla
la silla vacìa
la silla torrencial y vacìa suspendida en el metavacío
la metasilla está
suspendida en la cuerda torrencial del metavacío
la metacuerda aprieta y
absorve el metacuello torrencial
de aquello que está suspendido por la
cuerda
del cuello de la mujer
del cuello tenue y flotante de su
metamujer
vacía torrencial y sentada
la metamujer torrencial está
sentada en la silla
sentada en el vacío de su silla
ella metaflota
perpetuamente en el metavacío absoluto
de mis deeos absolutamente
torrenciales
absolutamente meteórica y sustancial
la metacabeza de la
metamujer sustancial y meteórica
surge como una flecha
entre el
metamuslo de mis sueños y el metadiente de mis deseos
flecha mordedora y
rápida
que se apoya ligeramente inclinada
en el respaldo de la metasilla
de mis sueños y deseos
siempre sentada siempre imprevisible y absolutamente
fulgurante
la metamujer flota y metaflota siepre en el vacío
con su
pequeña metamalla visible por la trasparencia
que arde en el interior
torrencial de su cabeza
mientras que muy cerca a la incandecencia de su
cabeza
un poco encima de su gran cabellera meteórica
pasa como una nube
nube proveniente de la evaporación instantánea de
de sus vastos
torrentes mentales
la gran tortuga metafísica
la famosa tortuga de la
metatortura eterna
que amenaza con su pesadez gris torturadora y metafísica
el hermoso físico carnal de la metamujer
concretamente sentada sobre su
metasilla volante
volante flotante y sentada a su vez
sobre la silla
sostenida voluptuosamente por los pies de mis sentidos
por mis cinco
sentidos por las mil garras
y por las mil patas de la metasensualidad
apasionada
tumultuosamente surgida en el metasudor
en la metasustancia
infinita de mis sentidos
absolutamente sustanciales
los ojos bellos los
bellos senos las bellas nalgas metafísicas
de la metamujer absolutamente
sustancial
sustancial torrencial y meteórica
infringen el más allá
torturador
de la metafísica sin física
infringen y anulan la gran nada
metafísica
pues siempre sentada en la metasilla meteórica
de mis
deseos meteóricos infinitos y torrenciales
la metamujer abre a la mujer
ella abre y descubre su carne translúcida
sus entrañas trascendentes su
cabellera transmisible
eruptiva devoradora y durmiente
su corazón
traspasado por las balas transparentes
de mis caricias
angustiadas
su suave metavulva
su negra metaboca
el trasplante inocente de la flor de su boca
en las tierras aéreas de mis muslos
la transmigración de la boca de su alma
hacia los muslos de mi aliento
los traslados insólitos
las transfusiones insondables
la transmutación gigantesca de todos los metametales
amantes
meteóricos torrenciales metameteóricos y
sustanciales
la transmutación gigantesca perpétua y triunfante de la leche
materna
en lava meteórica en metavacío sustancial
en esperma en esperma y en metaesperma universal
en esperma del diamante
en esperma de tu corazón
en esperma negro de la metalujuria absoluta
absolutamente lujuriosa y absolutamente absoluta.


Extraído de Héros- límite



Collage de Gherasim Luca

viernes, 3 de octubre de 2008

DOS POEMAS DE LUIS CERNUDA


[Poeta español, uno de los más destacados de la generación del 27. Nació en Sevilla, hijo de un padre militar, y se educó en un ambiente de rígidos e intransigentes principios. Empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla y allí conoció a Pedro Salinas, que fue su profesor. En los años veinte se traslada a Madrid, donde entra en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se llamará Generación del 27. Pasa un año como lector de español en la Universidad de Toulouse. Al proclamarse la República, la recibe con ilusión, y siempre se mostrará dispuesto a colaborar con todo lo que fuera buscar una España más tolerante, liberal y culta. Durante la Guerra Civil participó en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas de Valencia, y en 1938 fue a dar unas conferencias a Inglaterra, de donde ya no regresó a España, iniciando un triste exilio: Inglaterra, Escocia y, desde 1952, México. Su primera obra, Perfil del aire (1927), estaba en la línea de la poesía pura. De su estancia en Francia surgió Un río, un amor (1929), influido por el surrealismo. Donde habite el olvido (1934) es un libro desgarrador por la sinceridad con la que aborda el fracaso amoroso. Desde 1936 agrupa toda la poesía que va produciendo bajo el título La realidad y el deseo, al que va añadiendo poemas. En el exilio publicó Las nubes (1940), Con las horas contadas (1950-1956) y Desolación de la quimera (1962). También escribió interesantes ensayos literarios y colaboró en revistas y periódicos mexicanos como Excélsior o Novedades. Murió en la ciudad de México.


(Extraído de El poder de la palabra)

De Cernuda he seleccionado dos poemas. El primero es de su época surrealista/neorromántica y el segundo es posterior y tiene un tono más realista y conversacional. Este segundo poema lo pongo a petición de un amigo]


LOS MARINEROS SON LAS LAS DEL AMOR

Los marineros son las alas del amor,
son los espejos del amor,
el mar les acompaña,
y sus ojos son rubios lo mismo que el amor
rubio es también, igual que son sus ojos.

La alegría vivaz que vierten en las venas
rubia es también,
idéntica a la piel que asoman;
no les dejéis marchar porque sonríen
como la libertad sonríe,
luz cegadora erguida sobre el mar.

Si un marinero es mar,
rubio mar amoroso cuya presencia es cántico,
no quiero la ciudad hecha de sueños grises;
quiero sólo ir al mar donde me anegue,
barca sin norte,
cuerpo sin norte hundirme en su luz rubia.

Cernuda en la playa de Ayamonte (Huelva) en 1934.

BIRDS IN THE NIGHT

El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida
En esa casa de 8 Great College Street, Camden Town, Londres,
Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja,
Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron,
Durante algunas breves semanas tormentosas.
Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde,
Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando vivían.

La casa es triste y pobre, como el barrio,
Con la tristeza sórdida que va con lo que es pobre,
No la tristeza funeral de lo que es rico sin espíritu.
Cuando la tarde cae, como en el tiempo de ellos,
Sobre su acera, húmedo y gris el aire, un organillo
Suena, y los vecinos, de vuelta del trabajo,
Bailan unos, los jóvenes, los otros van a la taberna.

Corta fue la amistad singular de Verlaine el borracho
Y de Rimbaud el golfo, querellándose largamente.
Mas podemos pensar que acaso un buen instante
Hubo para los dos, al menos si recordaba cada uno
Que dejaron atrás la madre inaguantable y la aburrida esposa.
Pero la libertad no es de este mundo, y los libertos,
En ruptura con todo, tuvieron que pagarla a precio alto.

Sí, estuvieron ahí, la lápida lo dice, tras el muro,
Presos de su destino: la amistad imposible, la amargura
De la separación, el escándalo luego; y para éste
El proceso, la cárcel por dos años, gracias a sus costumbres
Que sociedad y ley condenan, hoy al menos; para aquél a solas
Errar desde un rincón a otro de la tierra,
Huyendo a nuestro mundo y su progreso renombrado.

El silencio del uno y la locuacidad banal del otro
Se compensaron. Rimbaud rechazó la mano que oprimía
Su vida; Verlaine la besa, aceptando su castigo.
Uno arrastra en el cinto el oro que ha ganado; el otro
Lo malgasta en ajenjo y mujerzuelas. Pero ambos
En entredicho siempre de las autoridades, de la gente
Que con trabajo ajeno se enriquece y triunfa.

Entonces hasta la negra prostituta tenía derecho de insultarles;
Hoy, como el tiempo ha pasado, como pasa en el mundo,
Vida al margen de todo, sodomía, borrachera, versos escarnecidos,
Ya no importan en ellos, y Francia usa de ambos nombres y ambas obras
Para mayor gloria de Francia y su arte lógico.
Sus actos y sus pasos se investigan, dando al público
Detalles íntimos de sus vidas. Nadie se asusta ahora, ni protesta.

«¿Verlaine? Vaya, amigo mío, un sátiro, un verdadero sátiro.
Cuando de la mujer se trata; bien normal era el hombre,
Igual que usted y que yo. ¿Rimbaud? Católico sincero, como está demostrado.»
Y se recitan trozos del «Barco Ebrio» y del soneto a las «Vocales».
Mas de Verlaine no se recita nada, porque no está de moda
Como el otro, del que se lanzan textos falsos en edición de lujo;
Poetas mozos de todos los países hablan mucho de él en sus provincias.

¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos?
Ojala nada oigan: ha de ser un alivio ese silencio interminable
Para aquellos que vivieron por la palabra y murieron por ella,
Como Rimbaud y Verlaine. Pero el silencio allá no evita
Acá la farsa elogiosa repugnante. Alguna vez deseó uno
Que la humanidad tuviese una sola cabeza, para así cortársela.
Tal vez exageraba: si fuera sólo una cucaracha, y aplastarla.

Caricatura de Rimbaud y Verlaine por Félix Régamey