viernes, 29 de diciembre de 2017

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XIV)




Los habitantes de la comarca secesionista habitada por la avutarda se preparan para vivir este año una Navidad diferente. Ya durante el otoño se había revolucionado el folklore local cuando la plana mayor de los equipos de propaganda de los independentistas difundieron a través de sus periódicos y emisoras una serie de cuentos populares de larga tradición en la comarca (desde la primavera de ese mismo año exactamente) que fueron trasmitiéndose de padres a hijos. Así la Avutardita Roja, Blancavutarda y los siete chorlitos, y otros entrañables personajes fueron incorporándose al acervo de los nuevos cuentos infantiles. Éstos ya ayudan a los padres a dormir a los hijos, porque para que coman la merienda ya está el truco de la cuchara que vuela como una avutardita y se introduce en la boca del maravillado infante. Este último gag del folklore de la comarca habitada por la avutarda ha sido alabado por la secta de los avutardianos por constituir una bofetada en la cara de la degradante sociedad tecnificada pues se sustituye el tradicional avioncito por una avutarda. Por el contrario, para cuando los niños muestran mal comportamiento ahora está la abyecta imagen del topillo, que sustituye al tradicional hombre del saco en su afán por hacer el mal a los  niños. Por último, al ratoncito Pérez, por su parentesco con el odiado topillo, simplemente se le ha obligado a ingerir cicuta como a Sócrates. Además, lo corriente de su apellido había convertido al legendario roedor en deleznable símbolo de esa globalización que aplasta la singularidad.

Pero el mayor paso que se ha dado en la comarca habitada por avutardas en pos de un folklore propio fue la sustitución de la imaginería cristiana de la Navidad por una imaginería que gira en torno al plumífero estepario. Así las postales de Navidad con niños Jesús han sido sustituidas por las de avutardas recién nacidas con el cascarón aún en la cabeza y las de los tres Reyes Magos por postales de tres avutardas atravesando el yerto páramo. A esto último contribuyó la difusión de una foto de tres avutardas patinando sobre un lago helado bajo la luz de los cuerpos celestes, foto (algo borrosa y oscura, todo hay que decirlo) que fue tomada una o dos noches antes de la Nochebuena. Todo esto fue tildado por los medios de comunicación independentistas de “gloriosa Revolución Cultural” contra el centralismo uniformizante.

Bien es verdad que (de todo tiene que haber en la viña del Señor) hay algunos inadaptados que han argüido que la pretendida Revolución Cultural no es más que el tradicional cristianismo envuelto en plumaje de avutarda y, por ende, un engaño, pero los medios de propaganda de la incipiente nación de la avutarda han sabido silenciarlos acusándolos de connivencia con el despotismo centralista o, peor aún, con su tentáculo, la nación del topillo, adonde, por cierto, se han visto forzados a exiliarse.