viernes, 6 de octubre de 2017

AVISTAMENTOS DE AVUTARDAS (I)


Se dice que la avutarda, huidiza ave esteparia, es sumamente difícil de avistar. Éstas gráciles corredoras de la planicie libran una guerra con el ingrato ser humano, que sueña no solo con espiar todos sus movimientos, escudriñando su vida más íntima y haciéndola pública en impúdicos manuales de ornitología, sino también con darles caza y despojarles de los espectaculares penachos de su cola, que casi siempre acaban a modo de trofeo en el  gorro de algún presuntuoso cazador o en una taberna, adornando una foto, quizá trucada, de un hermoso ejemplar de plumífero, mientras los lugareños se alcoholizan y alardean de haber avistado, y aun cazado, la avutarda más grande y vistosa de la comarca. De ahí que esta rara avis haya declarado la guerra a nuestra especie y se desplace con sigilo de aquí para allá en traje de camuflaje, levantando su graciosa cabecita, provista de esos potentes prismáticos que son sus ojos, para otear el horizonte mesetario e ir tomando posiciones para el asalto final sobre los vanos aires de grandeza humanos.

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.