jueves, 9 de agosto de 2012

RODEADO DE DIOSES por Eduardo Chicharro


[(Madrid, 1905-1964) Pintor y poeta español cuya obra se inscribe en el movimiento experimental postista. Era hijo del conocido artista Eduardo Chicharro (pintor de cámara de Alfonso XIII), lo que le llevó a firmar como "Chicharro hijo". En París, descubrió el arte surrealista en 1928, aunque su formación la recibió principalmente en Italia y España; de hecho, en su formación fueron fundamentales dos largas estancias en Roma, partidas sólo por el paréntesis que supuso el servicio militar.

En 1929 escribió su obra teatral Akabedoys; ya en Roma, trabajó con la fotografía y sus diversas técnicas. En 1937 se casó con la pintora Nanda Papiri, conocida como la Musa del Postismo. En 1943, cuando trabajaba como profesor de la Escuela de Artes y Oficios y de la Escuela de San Fernando, creó, junto a Silvano Sernesi y Carlos Edmundo de Ory, el movimiento postista (que encontró expresión a través de las revistas Postismo y La Cerbatana), que se basa en una estética vanguardista en la que el juego y la imaginación verbales se conectan con metáforas de tipo surrealista.

La obra de Chicharro, reunida póstumamente en Música celestial y otros poemas (1974), constituyó un revulsivo contra las tendencias planas e históricamente periclitadas que dominaban en la época, y una de las referencias de la siguiente generación poética española. Es también conocido como autor de novelas y dramas que participan de un mismo interés por la experimentación y la innovación; por desgracia, muchas de tales obras continúan inéditas. Tampoco se debe olvidar que, como profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, formó a grandes artistas como Antonio López García (Antonio López) y Lucio Muñoz.

(Extraído de Biografías y Vidas)]


Caballeros que a verme veníais 
portadores de amables noticias 
yo os denuncio a las aves del páramo, 
a la encina, al sendero, a la charca, 
al portero que guarda la puerta 
y al mantel que os he puesto en la mesa. 
Cuatro sois, os conozco de sobra, 
la lisonja, el abismo, mis ojos 
y Tinieblas, el perro del sexo. 
¿Y aun me habláis? 
Recuerdo el abuso 
cometido. ¿Sabéis? Yo no entraba 
en la alcoba... ¿Por dónde y cuál lado? 
En la mano una flor me traíais... 
¿Y en la boca? ¡Cuán vaga pregunta! 
Una frase... 
Algún dicho... 
No, nada, un embuste, un embudo. 
No, nada, ¿un espectro si flores rezuma su boca? 
Mas me amparo en el sueño, en el bosque, en el nido... 
Y al abrigo del cierzo mantengo 
mis esencias en frascos que guardo. 
Os escupo a la cara, caballeros mendaces. 
Aunque es claro que lo hago hipotéticamente 
pues comprendo que habláis por hablar. 
Ya no escucho mis huesos que crujen. 
Ya no vago de noche por calles. 
Ya mi fiebre la amanso con risas de pájaro. 
Ya no pienso si no es en auroras
                 y mis sueños ya nadie me birla. 
¿No nada un espectro si flores rezuma su boca? 
Yo sueño con verle la cara 
mirarle a la boca de cerca 
sacarle el cordel del bolsillo. 
Yo sueño con mares de chismes... 
Yo sueño con poco... 
                 yo sueño con Paca 
                 yo sueño con Petra 
                 yo sueño con Rita 
                 yo sueño con Rosa 
yo sueño que amaso mi pan 
que guiso mis viandas en ollas de plata 
y de lo lindo la gozo 
si con un burrito sueño 
que va en un juez a caballo. 
Por eso cásome en sueños 
con mujeres sin remilgos 
bondadosas lisas llanas pequeñitas 
y en extremo pegajosas. 
Se me cuelgan de los brazos 
se derriten en mis ojos 
dan traspiés por verme bizco 
y se me untan en los dedos. 
Es el sueño ¡quién lo duda! 
Bajan suben trepan lamen 
como cándidas palomas 
o maternales tigresas. 
y yo en fin, ¿ quién no lo haría?, 
me estoy quieto y nada más. 
¿Y después? 
Y después sólo una esposa veo a mi lado. 
Tiene alas va desnuda 
con en el pelo enredada 
una dulce flauta ungida 
                 de su usual carioquinesis. 
Mientras ágil me despierto 
pido huevos con tomate 
balaustradas y tendones 
de primera calidad. 
¿Quién lo duda? Ni Pascal 
con sus frascos de diablejos 
ni el mismísimo Cartesius 
con su charla del revés. 
¿Lo veis, caballeros tontos 
que a venirme visitáis? 
Caballeros que a verme veníais 
como en sendos asientos de dulce guirlache 
con trompetas y tiaras de plata 
y en la boca una amable sonrisa, 
yo vos puedo pisar el intento 
de robarme mis sueños 
y vos me dejáis que vos robe 
a la esposa vestida de blanco. 
Ya no soy quien vosotros sabíais 
como en conchas un mirlo una pera 
como en brazos dormida la novia 
como un duende que aguarda la noche 
                para ver si se bebe la leche. 

He salido de casa 
me he vuelto sendero 
me he vuelto pachá de mi reino oloroso 
y en un campo de verdes lentejas 
he plantado un pelele. 
Ya no soy quien se rasga la ropa 
y se mesa el cabello 
y escupe a la luna. 
Ya no soy de los que andan brincando 
entre huesos de mono, 
de los que arden buscando 
entre manos de hueso. 
Yo me entrego a más serios quehaceres, 
ya no sufro no lloro no toso 
no escarbo no huyo no tengo no pido. 
Pero tengo tres teteras 
y tres peceras o tiestos 
y tres tubos de la risa 
y me visto de estameña sin estrellas ni cordones 
                   y si quiero soy tendero, monja, planta o general. 
Caballeros con ínclito acento 
que en gallego me habláis portugueses 
vos perdéis el vos tiempo precioso 
si a burlaros veníais de este amigo patán. 
Os llevasteis gran chasco 
los estribos tomad y el portante 
yo al instante os despido con gran reverencia 
mas si hacerlo gustáis 
si gustar preferís 
aquí en medio mi mesa os he puesto 
de manteles cubierta y con flores y plata 
y papeles amores y nata 
y la rica patata y hervores y mieles y asado. 
No menos os tengo butacas 
con puros y piras y puras mentiras 
y un jardín allí fuera 
a mi vera un jardín florecido. 
¿Lo sabéis por ventura?..


El Gran Metafísico por Chirico