jueves, 2 de agosto de 2012

88 SUEÑOS (fragmentos) por Juan Eduardo Cirlot


[Poeta español nacido en Barcelona en 1916. Es uno de los más brillantes poetas de la postguerra española, cuya obra ha sido apreciada tardíamente en toda su valía. Interrumpidos sus estudios de música por la guerra civil, entró en contacto con el surrealismo y simbolismo a partir de 1940. Trabó amistad con André Breton y formó parte del grupo "Dau al Set" creado por Joan Brossa en 1948. Su sólida educación musical lo convirtió en crítico de música para La vanguardia, donde también escribió artículos de cine. Su actividad poética más intensa tuvo lugar entre 1960 y 1972.  Es autor de una obra muy extensa en el campo artístico: «Diccionario de ismos» en 1949, «Introducción al surrealismo» en 1953, «Cubismo y figuración» en 1957, «El informalismo» en 1959 y su importante «Diccionario de los símbolos» en 1974.De su obra poética se destacan: «En la llama» 1945, «Cordero del abismo» 1946, «Ochenta años» 1951, «El palacio de plata»  en 1955,  «Lilith» en 1949, «44 sonetos de amor» en 1971 y «Bronwyn» 1966-1971. Falleció en 1973.

(Extraído de A media voz)]


2
La habitación se hallaba llena de animales inmóviles, que esperaban una señal desconocida para animarse y caer sobre mí; especialmente había serpientes y seres que parecían varas de mimbre.

8
Al llegar a la ciudad de hielo, edificada en medio de las cumbres, me sentía plenamente dichoso, una gran serenidad se readueñaba de mí, y me iba tornando inconsciente. Veía cómo mis manos se convertían en trozos de agua cristalina.

10
El condenado es conducido al lugar del suplicio con los pies encadenados y arrastrado por un caballo, aunque el animal no avanza muy deprisa, esto le obliga a hacer muchos y rápidos movimientos al andar para no caer al suelo. El aparato que ha de darle muerte es una grúa que se alimenta de carne viva. Su metal tiene una especie de vibración rojiza.

21
Veo un órgano alto como una montaña. Luego voy a la catedral y, al abrir la puerta, veo que está llena de leones, los cuales deambulan por la nave, por el altar y por los altos púlpitos.

23
Una ciudad se derrite lentamente como carcomida por un incendio invisible.

24
En la plaza mayor de un pueblo están celebrando algo así como una corrida de toros. Pero consiste en lo siguiente: una muchacha martiriza al toro, que se muestra incapaz de defenderse, y le corta la piel a largas tiras, le arranca la lengua y le hiere en los ojos.

31
Visito un lugar subterráneo, lleno de jaulas como las de las fieras de un parque zoológico. En esas jaulas hay hombres encerrados y enterrados hasta medio cuerpo en el barro viscoso que forma su suelo.

38
Al tener que ponerme una máscara, yo elegía una de demonio y , en el momento de estrenarla, se abría un hueco en la pared y advertía que una extraña mujer me estaba observando.

51
Atravieso habitaciones y habitaciones, todas iguales, en las que sólo el papel de las paredes cambia de color. No hay muebles en ninguna de ellas. No encuentro lo que busco.

61
Transito por el espacio y veo las ciudades a mis pies. No vuelo, sino que ando por el aire.

68
El espíritu es una prisión más monstruosa que la carne, oí que me decían. Era una reunión de ancianos, gente de pueblo reunida en la plaza mayor, tal vez para juzgarme.

70
No me interesa la otra vida, dije, puesto que en ella también hay suplicios y verdugos.

76
Paso por una calle de una ciudad africana. A ambos lados hay mujeres con los típicos trajes de su país. Me acerco a una de ellas, la cual me conduce al interior de una casa. Allá me clava agujas en el dedo anular y me injerta una araña, metiendo las patas del insecto en mis heridas. Luego pone una venda en derredor de mi dedo.

84
Claro del bosque. Una mujer desnuda y transparente está sobre mí, pero yo no sólo estoy en mi cuerpo, sino en todos los elementos del bosque.

88
En una gran llanura hay una enorme cabeza de terracota negra de diosa. Paisaje soleado y caluroso. Doy una vuelta y me encuentro frente a un gran monumento de ladrillos rojos y negros, de planta central y con cuatro arcos de triunfo en sus cuatro entradas. El interior está lleno de estatuas de mármol, romanas como el edificio. Entre ellas me llaman la atención dos: la de una mujer-sirena que parece reírse y la de esperador Trajano.

Pintura de Joan Ponç