lunes, 11 de marzo de 2013

TRÓPICO por Xavier Abril

[Xavier Abril nació en Lima (Perú) en 1905 y falleció en Uruguay en 1990. Fue un distinguido narrador peruano a quien se considera uno de los pilares fundamentales del surrealismo en este país.

Desde pequeño se sintió atraído por las letras, a tal punto que en la Universidad se especializó en literatura española y a los 21 años se mudó a España para continuar aprendiendo en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En esta época también se acercó a la poesía francesa, codeándose con los nombres más prestigiosos de la vanguardia europea.

En su obra se puede percibir una clara inclinación por el surrealismo sin quedarse en las formas que éste impuso, sino partiendo de él para acercarse a un nuevo estilo poético que fue fundamental para la poesía peruana del futuro (nuestro actual presente).

Entre sus publicaciones podemos mencionar "Hollywood", "Difícil trabajo" y "Descubrimiento del alba". Además sus creaciones han formado parte de numerosas antologías y ha trabajado intensamente por la divulgación de autores indispensables para la poesía hispanoamericana, como César Vallejo. En nuestra web ponemos a tu disposición algunos de sus poemas, entre los que se encuentran: "Tono último del alba", "Exaltación de las materias elementales" y "La rosa eterna".

(Extraído de Poemas del alma)]


Xavier Abril, junto con César Moro y 
Emilio Adolfo Westphalen, 
uno de los máximos representantes
del surrealismo peruano.

Los ratones dialogan a los pies de las mujeres con materia, ocultas en el trayecto de la fiebre del bosque, en la extensión perdida de las manos, en los remansos. Los ratones viven domésticamente con los ojos en blanco aletargados por un sueño faquírico donde crecen flores y animales, avispas, ojos y flores. Los hombres venidos de Asia claman en medio cuerpo la temperatura del plátano, único color del trópico. En posturas horribles, en las formas del sueño y de las cejas del silencio. En la forma del párpado o del grito o de la piel o de la madera o del animal dormido. En la forma del diente o de la piel reseca del vegetal o en la forma de la cabeza que cae por lo alto de la muerte dejando en el espacio una hebra de lágrima sin ojo.

Los ratones viven en los esqueletos de la mujeres con malaria. En la siesta del trópico los ratones melancólicos recuerdan los dedos de las mujeres con malaria. Las terribles uñas de los ratones entre el sexo de la malaria, en el sueño de la malaria, en toda la caída de los hombros, en la tierra húmeda, cálida, gaseosa. En la flora amarilla los ratones fornican a las mujeres con malaria. Las uñas de los ratones fornican y fornican los ratones. Que no son lógicamente sino uñas con malaria y horribles ojos, y lo que es peor todavía, con patitas blancas, lívidas, pequeñitas, afiebradas.


De Poesía soñada


El caballito de la reina africana de Eugenio Granell