martes, 14 de diciembre de 2010

EL VALLE PIERDE SU ATMÓSFERA (fragmento) por Winétt de Rokha


[De Winétt de Rokha (1892-1951), poetisa chilena, siempre se menciona que era la esposa de Pablo de Rokha, un poeta que gozó del favor popular en vida. Pero la poesía de Winnét, por lo que hemos podido leer, aunque menos conocida que la de su cónyuge no tiene nada que envidiar a la de éste. Winnétt de Rokha fue una autora inquieta en todos los sentidos. En primer lugar, porque experimentó con el lenguaje poético hasta llegar a alcanzar una escritura mágica, de hermoso hermetismo, emparentada con la escritura automática de los surrealistas /.../ Y en segundo lugar, porque también abrazó en su vida y en su obra el compromiso social, lo cual le llevó a ella y a su marido a tener que huir de Chile en los años 40 para escapar a la represión de la llamada Ley Maldita, una ley destinada a neutralizar los movimientos de izquierda. Fallecida de cáncer en 1951, Pablo de Rokha le dedicó Fuego Negro, una elegía amorosa. Otra gran figura de la poesía olvidada por los académicos de turno.

(Extraído de la revista
Antares nº6)]

Valiente pincel de hacer célebre, proletario-macho-desterrado
fecundas generaciones de amaranto y ponzoña perforada.
Poetas de la concordia y su articulación multitudinaria
calcina granadas de juventud y calavera al relato entregadas.
Imponentes montañas se desgajan en quejumbre borracha
intercalando peñascos de orfeón, cálidos, cárdenos
del carácter enmohecido con musgo eterno a la cintura.
Se multiplican las curvas de las vanguardias cercadas y cercanas
por tostado dolor, lejanas azul-comienzo, precursoras,
umbral y pasto del aloe fraternal.

Se enfrenta el globo-émbolo de estaño a una tétrica mueca cosmogónica;
es que nos acarrea la innúmera cantidad del agua y su dilema orgánico.

Monumentos de vidrio suspendidos, romances de acierto, estupores blancos.
"Futurismo" y canoas, puñal maya-azteca detenido, cerrajero,
en tal ansiedad manejada de rubíes equivalentes.
El relámpago triangulado se yergue arrollador,
trincha la Cruz del Sur que reverbera en sí misma de emergencia.
Gusanos que arrasan la carne de mármol y vigilia.
El grito mundial de "Buy bonds of war," [1] lisonjero,
en la médula de millones de seres deambulando en desborde
con esperanza leve y la fría finura del murciélago libre.
Oda de lodo del banquete escalofriante, de hotel,
su frasco de alcohol refrena el maxilar y la mímica impúdica.
El echarpe soltero de la plaza pública auspicia ceremonias universales;
un tropel de potrancas matizan las drogas de relleno del fenómeno.

Canal suave, rítmico, cuadro de hojas crujientes, recalcitrantes,
patinado, celestial, recortado, solo, característico, antojo, percance intestinal
de una procesión de azucenas traviesas en planteamiento de aviones.
Libro-apóstol aborda la memoria frívola de una oruga con dólares.

Enigma y arboladura de catedrales medioevales, cortina de latidos,
con pestañeos termales bajo el flujo de la Vía Láctea.
Al ataque esponjadas señales luminosas, zorros, puritanos,
melindrosos, cautelosos como aborigen desgraciado, fugitivo.
Difícilmente tomaré ya contacto directo, cobarde, inútil,
de salmuera, con los lares de mis antepasados de cobre y cochayuyo.
Molécula aterida, categórica, aerodinámica, baile
en que giro sin término y polémica impávida o amenazadora.


[1] en inglés "Compre bonos de guerra".


Desastres del misticismo (1942) por Roberto Matta.