miércoles, 4 de abril de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXXIII)



Las lluvias de abril han reverdecido el páramo. Gracias a ello, las avutardas pueden jugar al fútbol, al hockey y al rugby contra los topillos. Para compensar la inferioridad de tamaño, los equipos de topillos son más numerosos. Alrededor del evento, las comadrejas venden alcohol y drogas de la manera más descarada, a plena luz del día, ante familias enteras de avutardas y topillos. Desde luego, el páramo ya no es lo que era.

Las lluvias, no obstante, también han dejado un terreno embarrado por lo que las avutardas se las ven y se las desean cada vez que tienen que hacer maniobras militares. La visión de cientos de avutardas con botas de agua y armadas hasta los dientes atascadas en el lodo es a menudo dantesca. 

Según la prensa, uno de los más sintomáticos efectos de la pertinaz sequía son las inundaciones. Claro que hay cerebros tan toscamente constituidos que son incapaces de captar esta sutil paradoja.