viernes, 28 de octubre de 2011

ALGUNOS POEMAS de Norah Lange

[Al rescate de Norah Lange, la dama de la vanguardia del 20

Valorada por los escritores y por sus contemporáneos, escribió poesía y prosa. Ahora se publican sus Obras Completas y un grupo de críticos la homenajeó.

Cecilia Fiel,
Clarín del 08/05/2006

Imaginemos: Buenos Aires, años 20, tertulias, grandes escritores —Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Horacio Quiroga, Raúl Scalabrini Ortiz, Alfonsina Storni— y una joven que daba sus primeros pasos en las letras. Bien acompañada: qué decir, si no, de quien publica su primer libro prologado por Borges. El libro fue La calle de la tarde (1925) y ella, Norah Lange. A cien años de su nacimiento, se están reeditando sus Obras Completas —que incluyen El cuarto de vidrio, una obra hasta ahora inédita— y estudiosos de varias universidades acaban de homenajearla con unas Jornadas.

Compañera de vida de Oliverio Girondo y amor juvenil de Borges —Edwin Williamson, biógrafo del escritor, habla de la "fascinación por una chica de 17 años llamada Norah Lange" que sentía Borges hacia 1924—, para algunos fue la "dama de la vanguardia del 20", la única presencia femenina en las reuniones del grupo de los martinfierristas. Después de su primer libro, Lange publica sus poemas en las grandes revistas de la época. Primero en Martín Fierro. Segunda Epoca y luego en Proa. Segunda Epoca.

¿1905 o 1906? Lange nació el 23 de octubre de 1905 pero declaraba que su año de nacimiento era 1906 y de acuerdo con esa decisión se llevó adelante la Jornada de Homenaje el miércoles pasado en el Malba. La organizaban el Instituto Interdisciplinario de Género de la UBA, el Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria de la Universidad Nacional de Rosario y Malba Literatura. Allí estuvieron, entre otros, Silvia Molloy, Delfina Muschietti, Raúl Antelo, María Elena Legaz, Adriana Mancini, Adriana Astutti, Beatriz de Nóbile, Susana Lange y Nora Domínguez.

¿Cuál es la importancia de Norah Lange? Según Muschietti —docente de Letras en la UBA—, "Lange ha quebrado el canon que sofocaba a la mujer escritora de comienzos de siglo. Ella ha roto con el canon de exclusión estética que estaba sellado desde que Borges escribió una reseña a la obra de Nydia Lamarque donde dice que a las muchachas les está destinado el sentimiento y a los muchachos el verso pensativo. "Digamos: Lange es la contracara de Storni; Alfonsina abre las puertas para la vanguardia en poesía, Lange hace lo mismo pero en la prosa."

Para Nora Domínguez —investigadora del Instituto Interdisciplinario de Género de la UBA—, la importancia de Lange radica en "la sostenida ambición experimental de sus búsquedas estéticas". Domínguez destaca: "Fue extravagante, desmedidamente visible unas veces y diluida otras veces bajo el rol de 'musa de la vanguardia'."

Hasta el momento la única obra que había contado con una recepción merecida fue Cuadernos de Infancia, que marca su pasaje de la poesía a la prosa. Sin embargo, Adriana Astutti —responsable de la publicación de sus Obras Completas— entiende que "a Lange el reconocimiento de escritores nunca le faltó; César Aira, Elvio Gandolfo, Arturo Carrera dijeron que ella es una de las grandes de la literatura argentina. La crítica empieza a considerarla de manera más constante a partir de los 80, con lecturas en el horizonte de los estudios de género o en el de las vanguardias, como las de Francine Masiello, Molloy, Beatriz Sarlo o Nora Domínguez, entre otros".

Domínguez resume: "Su escritura sufrió los vaivenes contradictorios de una crítica literaria que no acertó en los términos justos para valorar su proyecto literario." Quizás ahora esté llegando el tiempo del desquite.
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I

Vacía la casa donde tantas veces
las palabras incendiaron los rincones.

La noche se anticipa
en el plano mudo
que nadie toca.

Voy a solas desde un recuerdo a otro
abriendo las ventanas
para que tu nombre pueble
la mísera quietud de esta tarde a solas.

Ya nadie inmoviliza las horas largas y cerradas
tanto pudor de niña.

Y tu recuerdo es otra casa

Y mis latidos forman una hilera de pisadas
grande y quieta
por donde yo tropiezo sola.
que van desde su puerta hacia el olvido.

II

Ventana abierta sobre la tarde
con generosidad de mano
que no sabe su limosna.

Ventana, que has ocultado en vano
tanto pudor de niña.

Ventana que se da como un cariño
a las veredas desnudas de niños.

Luego, ventana abierta al alba
con rocío de júbilo riendo en sus cristales.

¡Cuántas veces en el sosiego
de su abrazo amplio
dijo mi pena
su verso cansado!

(De Los días y las noches, 1926)

Jornada


Aurora
Lámpara enredada
en un camino de horizontes.
Después, al mediodía,
en el aljibe se suicida el sol.
La tarde hecha jirones
mendiga estrellas.
Las lejanías reciben al sol
sobre sus brazos incendiados.
La noche se persigna ante un poniente.
Amanece la angustia de una espera
y aún no es la hora.

(De La calle de la tarde,1925)


Poniente doble

Oscurece. El silencio
De las cosas ya cansadas
Pone apuro en las tinieblas.

Aguardo –entre las sombras–
Corona de palabras tuyas
Para ceñir la espera.

¡Sueños de otros lugares!
Afuera oscurece. Adentro, en el corazón que es grande
Como el tiempo,
Otro poniente nace.

¡Poniente del corazón!
Cumplida ya la luz
Como mi espera.
Somos un mismo poniente,
Adentro, y afuera…

(De La calle de la tarde, 1925)


Amanecer

En el corazón de cada árbol
se ha estremecido la medianoche.

La noche se desmenuza
en lenta procesión de niebla.

Todas las tardes terminan su cansancio.

Los letreros luminosos duermen
el asombro de sus colores
y anticipan la contemplación de cada pobre.

En toda esquina vigila el sueño
y es tu recuerdo la única pena
que humilla la altivez de las aceras.

Lejos, el primer mendigo,
traiciona el portal donde ha dormido.

Y la ciudad se abre como una carta
para decirnos la sorpresa de sus calles.


(De La calle de la tarde, 1925)



Anochecer

Los brazos del sauce llorón
son serpentinas malgastadas.
El viento simula arpegios
jirones de música entrecortada.
El véspero anuncia la noche
mientras en otro horizonte
el sol delira…

Cada árbol es un país de emociones.
Tú y yo, multiplicándonos de amor. Sumergiéndonos
en nuestros ojos, amplios de azul.

Como un niño llegué a tu corazón.
Tú, generoso, te partiste para darme un pedazo de dicha.




(De La calle de la tarde, 1925)



Óleo de Norah Borges