[Léopold Sédar Senghor murió el 20 de diciembre del 2001 en Verson, en el norte de Francia, donde vivía con su esposa desde que abandonó la política activa a principios de los años ochenta. Tenía 95 años. Poeta y primer presidente de Senegal, Senghor ha sido uno de los políticos africanos más respetados y coherentes y el mejor poeta africano en lengua francesa. Fundó con Aimé Césaire el movimiento de la negritud, que dio un gran impulso al renacimiento de la cultura negroafricana.
(Extraído de la Revista Adamar)]
(Extraído de la Revista Adamar)]
¡Máscaras! ¡Oh máscaras!
Máscara negra, máscara roja, máscaras blanquinegras.
Máscaras de todo horizonte de donde sopla el Espíritu,
os saludo en silencio.
Y no a ti el último, Antepasado de cabeza de León.
Guardáis este lugar prohibido a toda sonrisa de mujer, a toda sonrisa que se marchita.
Destiláis ese aire de eternidad en el que respiro el aliento de mis Padres.
Máscaras de rostros sin máscara, despojados de todo hoyuelo y de toda arruga,
Que habéis compuesto este retrato, este rostro mío inclinado sobre el altar de blanco papel.
A vuestra imagen, ¡escuchadme!
Ya se muere el África de los imperios, es la agonía de una princesa deplorable.
Y también Europa a la que nos une el cordón umbilical.
Fijad vuestros ojos inmutables en vuestros hijos dominados que dan su vida como el pobre su última ropa.
Que respondamos con nuestra presencia al renacer del mundo, como es necesaria la levadura a la harina blanca.
¿Pues quién enseñaría el ritmo de las máquinas y de los cañones al mundo desaparecido?
¿Quién daría el grito de alegría para despertar a muertos y a huérfanos al amanecer?
Decid, ¿quién devolvería el recuerdo de la vida al hombre de esperanzas rotas?
Nos llaman los hombres del algodón, del café, del aceite,
Nos llaman los hombres de la muerte.
Somos los hombres de la danza, cuyos pies recobran fuerza al golpear el duro suelo.
De Cantos de sombra