De los turistas que reciben las avutardas taxistas los mejores son los papamoscas japoneses. Por su pequeño tamaño y escaso peso la avutarda puede llevar a varios a sus espaldas con lo cual la rentabilidad de cada viaje está asegurada. Además son aves ordenadas, disciplinadas y muy educadas, interesadas principalmente en fotografiar cada detalle del paisaje mesetario. En cambio, los pardillos procedentes del norte de Europa, maleducados, pendencieros y dados a emborracharse con néctares de plantas psicotrópicas, son bastante problemáticos. Por suerte, debido a su gran poder adquisitivo, son los que mejores propinas dejan.
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