viernes, 4 de junio de 2010

ODA MARÍTIMA por Álvaro de Campos (Fernando Pessoa)


[Fernando Antonio Nogueira Pessoa (1888-1935) nació en Lisboa el 13 de Junio a las 3 de la tarde. Entre 1896 y 1905 vivió en Durban en Sudáfrica donde su padre era cónsul, de forma que el inglés se convirtió en su segunda lengua, de hecho, trabajó como traductor técnico y sus primeros trabajos están escritos en inglés.En 1906 se matricula en el Curso Superior de Letras en Lisboa pero lo abandona un año más tarde. En 1914 empieza a escribir poemas de sus heterónimos (personalidades dentro de sí mismo, distintos alter egos). Colabora en revistas culturales como Orfeu que surge en 1915, Atena dirigida por él mismo y Ruy Vaz a partir de 1924 o Presença en 1927. En 1926 Pessoa requiere la patente de invención de un Anuario Indicador Sintético, por Nombres y Otras Clasificaciones, Consultable en Cualquier Lengua. En esta época dirige junto con su cuñado la Revista de Comercio y Contabilidad. En 1934 aparece Mensagem el único libro que se publicó mientras vivía. El 30 de noviebre de 1935 muere en Lisboa a los 47 años. Pessoa está considerado como uno de los poetas más importantes de la literatura portuguesa. Influido por filósofos como Nietzsche y Schopenhauer introdujo en su país las corrientes literarias en auge en su época como el modernismo o el futurismo y se convirtió en el principal foco estético de la vanguardia portuguesa.

Alvaro de Campos [uno de los más interesante heterónimos creados por Pessoa] nació en 1890 en Tavira y es ingeniero de profesión. Estudión ingeniería en Escocia, se formó en Glasgow, en ingeniería naval. Visitó oriente y durante esa visita, a bordo, en el Canal de Suez, escribe el poema Opiário, dedicado a Mario de Sá-Carneiro. Desilusionado de esa visita, regresa a Portugal donde lo espera el encuentro con el maestro Caeiro, y el inicio de un intenso viaje por las teorías del sensacionismo y del futurismo o del interseccionismo. Lo espera aún un cansancio y un sonambulismo poético como el prevé en el poema Opiario: Vuelvo a Europa descontento, y de paso/ de llegar a ser un poeta sonambólico. Conoció a Alberto Caeiro [otro conocido heterónimo pessoano] en una visita al Ribatejo y se convirtió en su discípulo: Lo que el maestro Caeiro me enseñó fue a tener claridad; equilibrio, organismo en el delirio y en el desvairamiento, y también me enseñó a procurar no tener filosofía ninguna, pero con alma (Páginas Intimas e Auto Interpretaçao, p.405) Se distancia entre tanto, mucho del maestro al aproximarse a movimientos modernistas como el futurismo y el sensacionismo. Se distancia del objetivismo del maestro y percibe las sensaciones destanciandose del objeto y centrandose en el sujeto, cuando, pues, en el subjetivismo que acabará por encaminarse por la conciencia del absurdo, por la experiencia del tedio, de la desilución (grandos son los desiertos, y todo es desierto/ grande es la vida, y no vale la pena haber vivido) y de la fatiga (lo que hay en mi es sobre todo cansancio/ no de esto ni de aquello,/ sin siquiera de todo o de nada:/ cansancio así mismo, él mismo, /Cansancio). Alvaro de Campos experimentará la civilización y admira la energía y la fuerza, tranportándolas para el dominio de su creación poética, nombrandamente en los textos "Ultimatum" y "Oda Triunfal". Alvaro de Campos es el poeta modernista, que escribe las sensaciones de la energía y del movimiento así como, las sensaciones de sentir todo de todas las maneras. Es el poeta que más expresa los postulados del Sensacionismo, elevando al exceso ese ansia de sentir, de percepcionar toda la complejidad de las sensaciones. Su primera composición data de 1914 y todavía el 12 de octubre de 1935 firmaba poesías, o sea, poco antes de la muerte de Fernando Pessoa, el cual dejara de escribir textos antes que Alvaro de Campos.

(Extraído de http://perso.wanadoo.es/mlomba/fernando2.htm)]





Solo, en el muelle desierto, en esta mañana de verano,
miro hacia la entrada del puerto, miro hacia lo Indefinido,
miro y me alegra ver,
negro y claro, pequeño, un paquebote entrando.
Viene lejos, nítido, clásico a su manera.
Distante, en el aire lo sigue la vana orla de su humo.
Viene entrando y la mañana entra con él
y en el río,
aquí, allá, despierta la vida marítima,
se izan velas, avanzan remolcadores,
surgen barcos pequeños detrás de las naves que están en el
puerto.
Hay una tenue brisa.
Y mi alma se une con lo que apenas distingo,
con el paquebote que entra,
porque él está con la distancia, con la mañana,
con el sentido marítimo de esta hora,
con la dolorosa dulzura que me sube como náusea,
como un principio de furia en el espíritu.
Miro a lo lejos el paquebote,
independiente del alma,
y dentro de mí un volante comienza a girar, lentamente.

Los paquebotes que entran de mañana en el puerto
traen ante mis ojos
el misterio alegre y triste de quien llega y parte.
Traen una memoria de muelles y momentos distantes,
puentes que conducen hacia otra humanidad.
Todo el atracar, todo el desprendimiento de la nave
es -lo siento en mí como sangre-
inconscientemente simbólico,
terrible amenaza de revelaciones metafísicas
que perturban en mí al que yo fui.

Ah, todo el muelle es una soledad de piedra.
Y cuando la nave se aleja
y de pronto reparo en que se abrió un espacio
entre el muelle y la nave,
no sé por qué sufro una súbita angustia,
una niebla de tristes sentimientos
que brilla en el suelo de mis penas de hierba
como la primer ventana donde el alba golpea,
y que me envuelve como si recordara a una persona
que misteriosamente fuese mía.

Ah, ¿quién sabe, quién sabe
si antes de mí, en otro tiempo,
no partí de muelle?
¿Si no dejé otra clase de puerto
en una nave hacia el sol oblicuo del amanecer?
¿Quién sabe si no dejé,
anterior al tiempo del mundo exterior
que veo raerse en mí,
un gran muelle con poca gente
de una gran ciudad despierta a medias,
enorme ciudad comercial, crecida y apopléjica
aunque eso quede fuera del Espacio y el Tiempo?

Sí, un muelle de algún modo material,
visible como muelle, veraz, realmente muelle,
el Muelle Absoluto por cuyo modelo inconscientemente imitado,
insensiblemente evocado,
construimos nuestros muelles en nuestros puertos,
nuestros muelles de piedra actual sobre agua verdadera,
que después de construidos se revelan
Cosas Reales, Hechos de Espíritu, Entidades en Piedras que son Almas,
en la fugacidad de nuestros sentimientos de hierba o raíz,
cuando del muro exterior parece abrirse una puerta
y sin que nada se altere
todo se manifiesta diverso.

Ah, Gran Muelle donde partimos en Naciones-Navíos.
Gran Muelle Anterior, eterno y divino.
¿De qué puerto? ¡En qué mar?
Oh, ¿por qué pienso esto?
Gran Muelle, igual a todos los muelles pero Único.
Lleno también de murmurantes silencios en las albas,
desabotonando con las mañanas un ruido de guindastes
y comboyes que arriban con mercaderías,
bajo la nube negra que surge, ocasional y leve,
del fondo de las chimeneas de las fábricas cercanas
y sombrea el llano de carbones pequeños que brillan
como si fuese la sombra de una nube que pasa sobre agua sombría.

En los momentos de silencios y angustia,
¡qué esencia de misterio y de sentido
de un éxtasis divino y revelador
no es puente entre cualquier muelle y el Muelle!

Muelle que en las aguas inmóviles se refleja oscuro,
y el bullicio a bordo de las naves.
Oh alma errante e inestable de la gente que se embarca,
gente simbólica que pasa y en quien nada perdura,
y que al volver la nave al puerto
ha cesado de ser la misma.
Oh ebriedad de lo diverso, idas, fugas continuas,
alma eterna de los navegantes y las navegaciones,
quilla reflejada lentamente en las aguas
cuando la nave sale del puerto.
Fluctuar como el alma de la vida; como la voz, partir,
trémulo vivir el instante sobre las aguas eternas.
Despertar a días más reales que los días de Europa,
ver puertos misteriosos en la soledad del mar,
doblar cabos apartados hacia súbitos vastos paisajes
por innumerables costas atónitas...

Ah las playas distantes, los muelles vistos los lejos.
Las playas cercanas, los muelles vistos de cerca.
El misterio de cada ida y cada arribo,
a cada hora marítima
la dolorosa inestabilidad e incomprensión
de este universo imposible, sentido en nuestra piel.
La solución absurda que nuestras almas esparcen
sobre extensiones de mares diferentes e islas lejanas,
sobre las distantes islas de las costas ya pasadas,
sobre el crecimiento nítido de los puertos con sus casas y gentes
hacia el barco que se aproxima.

Ah las frescas mañanas del arribo
y la palidez de las mañanas en que se parte,
cuando nuestras entrañas se contraen
y una vaga sensación semejante al miedo
-el miedo ancestral de separarse y partir,
el misterioso y ancestral recelo al arribo y lo nuevo-
nos recorre la piel y nos tortura
y todo nuestro cuerpo angustiado siente,
como si fuese alma,
un inexplicable deseo por sentir de otra manera:
una nostalgia de algo,
una zozobra del cariño ¿a qué vaga patria?
¿A qué costa? ¿A qué nave? ¿A qué muelle?
Nos duele su pensamiento
y queda por dentro un gran vacío,
una hueca saciedad de minutos marítimos
y una vaga ansiedad que sería tedio o dolor
si supiese cómo serlo...

A pesar del verano la mañana está fresca.
Una tenue torpeza de noche perdura en el aire sacudido.
Ligeramente se apresura el volante dentro de mí.
Y el paquebote viene entrando ... porque así tiene que ser,
no porque lo vea avanzar en su distancia excesiva.

En mi imaginación está cerca y visible,
en toda su extensión las líneas de sus vigías,
y todo tiembla en mí, la carne y la piel,
por esa criatura que no llega en nave alguna
y que yo vine a esperar al muelle por un inexplicable mandamiento.

Las naves que entran y salen de los puertos,
las que pasan a lo lejos
(me imagino viéndolas desde una playa desierta),
todas estas naves casi abstractas al partir,
todas me conmueven como si fueran otra cosa,
no sólo naves que parten y regresan.

Y vistas de cerca, aunque no se embarque uno en ellas,
vistas desde abajo en los botes, murallas elevadas,
y por dentro, a través de las cámaras, de la salas, de las despensas,
mirando de cerca los mástiles afilándose hacia lo alto,
rozando las cuerdas, descendiendo corredores incómodos,
oliendo la untada mezcla metálica y marina de todo aquello
-vistas de cerca son ellas y son otra cosa,
producen en la misma nostalgia y la misma ansiedad otras distintas.

Toda la vida marítima, todo en la vida marítima,
toda esa preciosa seducción se insinúa en mi sangre
y sueño indefinidamente los viajes.
Ah, las líneas de las costas distantes, oprimidas por el horizonte,
los cabos, las islas y las playas arenosas.
Soledades marinas, como los momentos del Pacífico
en que una sugestión nacida en la escuela
uno siente en los nervios el peso de que sea el mayor de los océanos,
y el mundo y el sabor de las cosas
se tornan un desierto dentro de nosotros.
La extensión más humana, más furiosa, del Atlántico.
El Índico, el más misterioso de los océanos.
El Mediterráneo, dulce sin misterio alguno, clásico,
un mar que se golpea
encontrando explanadas de jardines cercanos
mirados por estatuas blancas.
Todos los mares, todos los estrechos, las bahías, los golfos,
quisiera apretarlos a mi pecho, oh sentirlos y morir.

Y ustedes, oh cosas navales, mis viejos juguetes de sueño,
fuera de mí componen mi vida interior;
quillas, mástiles y velas, guindolas y cordajes,
chimeneas de vapor, gavias, hélices, flámulas,
calderas, colectores, válvulas, galdropes y escotillas,
caen dentro de mí como se precipita en el suelo
el contenido confuso de una gaveta abierta.
Sean el tesoro de mi vida avaricia febril,
sean los frutos del árbol de mi imaginación,
tema de mis cantos, sangre en las venas de mi inteligencia,
sean el lazo que me una al exterior por la belleza,
provéanme de imágenes, literatura, metáforas,
porque en serio, en verdad, real, literalmente,
mis sensaciones son una nave que rompe el aire con la quilla,
mi imaginación un ancla sumergida a medias,
mi ansiedad un remo quebrado
y la tesitura de mis nervios una red secándose en la playa.

Suena por casualidad en el río un silbato, sólo uno.
Se estremece ya todo el campo de mi psiquismo.
Se apresura cada vez más el volante dentro de mí.

Ah, los paquebotes, los viajeros, el se-ignora-el-paradero
de Fulano de Tal, marino, conocido nuestro.
Ah, la gloria de saber que un hombre
que andaba con nosotros
murió ahogado junto a una isla del Pacífico.


Nosotros que íbamos con él hablaremos de eso
con un orgullo legítimo, con una inexpresable confianza
de que tenga un sentido más bello y más vasto
que el de apenas perder el barco donde iba
y haber quedado en el fondo con los pulmones reventados...

Ah, los paquebotes, los cargueros, los barcos de vela.
Van escaseando en los mares -ay de mí- los veleros.
Y yo que amo la civilización moderna, que con el alma beso las máquinas;
yo, el ingeniero, el civilizado, el educado en el extranjero,
quisiera ver sólo veleros y barcos de madera,
saber de la vida marítima sólo la antigua vida de los mares.
Porque los antiguos mares son las Distancia Total,
la Lejanía Pura, libre del peso actual...
Ah, todo me recuerda esa vida mejor,
esos mares más extensos porque se navegaban despacio,
misteriosos porque se sabía menos de ellos.

Todo vapor lejano es de cerca un velero.
Toda nave distante ahora, vista de cerca es otra en el pasado.
Todos los invisibles marineros a bordo de las naves en el horizonte
son los marineros visibles del tiempo de las viejas naves,
esa época lenta, el velero de peligrosas travesías,
el tiempo de madera y lona
y de viajes que duraban meses.

Me invade poco a poco el delirio de las cosas marítimas,
me penetran físicamente el muelle y su atmósfera,
el murmullo del Tajo corre por encima de mis sentidos,
y comienzo a soñar, y me envuelvo con el sueño de las aguas,
comienzo a pegar bien el cordaje de transmisión en mi alma
y la premura del volante me seduce nítidamente.
Gritan por mí las aguas,
gritan por mí los mares,
gritan por mí las lejanías, levantando al gritar una voz corpórea
todas las épocas marítimas vividas en el pasado.

Tú, marinero inglés, Jim Barns, amigo mío, fuiste tú
el que me enseñó ese grito antiquísimo, inglés,
que tan mortalmente resume
en las almas complejas como la mía
el llamado confuso de las aguas,
la voz inédita e implícita de todas las cosas del mar,
de los naufragios, de los viajes lejanos y travesías peligrosas.
Ese grito inglés tuyo, hecho universal en mi sangre,
sin rasgo de grito, sin forma humana ni voz.
Ese grito tremendo que parece sonar
es una caverna cuya bóveda es el cielo
y parece narrar todas las cosas siniestras
que pueden suceder en la Lejanía, en el Mar, por la Noche.
(Fingías siempre que era por una goleta que gritabas,
y decías así, poniendo las manos junto a la boca,
haciendo bocina con las grandes manos curtidas y oscuras:

Ahó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó--- yyy
Schooner ahó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó ----yyyy...)

Te escucho aquí, ahora, y algo en mí se despierta.
Se estremece el viento. Avanza la mañana. El calor se abre.
Siento mis mejillas encenderse.
Mis ojos conscientes se dilatan.
El éxtasis en mí se eleva, crece, avanza,
y con un ruido ciego, amotinado, se acentúa
el vivo giro del volante.

Oh clamoroso llamado
cuyo calor, cuya furia hierve en mí,
todas mis ansias en una unidad explosiva,
mis propios tedios apresurándose, todos...
Grito que lanza a mi sangre
un amor ya pasado, no sé dónde, que retorna
y aún tiene fuerza para atraerme e impulsar,
que aún tiene fuerza para hacerme odiar esta vida
que transcurre entre el límite corporal y del alma
de la gente real con que vivo.

Ah, sea como sea, vaya a donde vaya, partir.
Irme fuera, por las olas, por el peligro, por el mar.
Ir Lejos, hacia Fuera, a la Distancia Abstracta,
indefinidamente, por las noches hondas y misteriosas,
y como la polvareda llevado por los vientos,
entregado a los vendavales.

Ir, ir, ir, ir de una vez.
El deseo de tener alas enfurece mi sangre.
Todo mi cuerpo se arroja ante mí.
Fuera de mi imaginación me precipito en torrentes.
Clamo, me abalanzo, me atropello...
Mis ansias estallan en espuma
Y mi carne son olas que golpean contra las rocas.
Pensando en esto, oh ira, pensando en esto, oh furia,
pensando en las estrechez de mi vida llena de ansiedad,
súbita, trémula, exorbitadamente,
con una oscilación vasta, viciosa, violenta,
del volante vivo de mi imaginación,
se desata en mí, agobiante, vertiginosa, silbante,
la brama sombría y sádica del estruendo de la vida marítima.

Eh, marineros, grumetes, eh, tripulantes, pilotos.
Navegantes, marinos, hombres de mar, aventureros.
Eh, capitanes. Hombres que duermen en rudas tarimas.
Hombres que duermen en los mástiles, avistando el peligro.
Hombres que tienen la muerte por almohada.
Hombres que poseen una toldilla, que mira desde la borda
la inmensa inmensidad del mar.
Eh, manipuladores de los guindastes de carga.
Eh, amainadores de velas, fogoneros, servidumbre,
eh, los que enrollan cabos en el combés,
los que llevan la carga a las bodegas
y limpian el metal de las escotillas.
Hombres del timón y de las máquinas y de los mástiles.
Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh
Gente de playeras y bonete,
con anclas y banderas cruzadas tatuadas en el pecho.
Gente de amurada, fumadores de pipa,
oscuros de tanto sol, curtidos por tanta lluvia,
limpios de los ojos, por tanta inmensidad ante ellos,
audaces por tantos vientos que sus rostros batieron con valor.

Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh
Hombres que vieron Patagonia
y pasaron por Australia,
que colmaron su mirada de costas que nunca veré
y pisaron tierra en tierras donde jamás descenderé.
Que compraron toscos artículos en colonias, adentrándose en
tierras inhóspitas,
y haciéndolo todo si nada hicieran,
como si eso fuese natural,
como si la vida fuese así
y ni siquiera cumpliendo un destino.
Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh
Hombres del mar actual y del pasado.
Encargados de abordo, esclavos de galeones. Combatientes de Lepanto.

Piratas del tiempo de Roma. Navegantes de Grecia.
Fenicios. Cartagineses. Portugueses salidos de Sagrés
a la aventura indefinida, hacia el Mar Total, a realizar lo imposible.
Hombres que asentaron patrones y dieron nombres a cabos,
que por primera vez traficaron con esclavos y negros de nuevas tierras
y dieron el primer espasmo europeo a las negras atónitas.
Que trajeron oro, hongos, abalorios, maderas olorosas,
de costas de lujuriosa explosión vegetal.
Hombres que saquearon tranquilos pueblos africanos,
que hicieron huir a esas razas con el ruido de cañones
y se entregaron a la matanza, al robo y a torturar
y ganaron los trofeos de novedad
arremetiendo con la cabeza ante el misterio de nuevos mares.
Eh-eh-eh-eh-eh
A todos ustedes en un solo,
a todos ustedes en todos ustedes como uno,
a todos ustedes mezclados, cruzados,
a todos sanguinarios, violentos, odiados, temidos, ensangrentados,
yo los saludo, yo los saludo, yo los saludo.
Eh- eh-eh-eh-eh Eheh-eh-eh-eh Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh
Eh laho.laho laHO-lahá-á-á-á-á

Quiero ir con ustedes, quiero ir
al mismo tiempo con todos ustedes
a todo lugar donde vayan.
Quiero tener sus peligros frente a frente,
sentir en mi cara los vientos que deshicieron las suyas,
escupir de mis labios la sal de los mares que los suyos besaron,
tender los brazos para ayudarlos, compartir sus tormentas,
llegar por fin como ustedes a puertos extraordinarios.

Huir juntos de la civilización,
perder con ustedes toda idea moral,
sentir que se transforma lejos mi humanidad.
Juntos beber en mares del sur
nuevos tumultos del alma, nuevos salvajismos,
nuevos fuegos primitivos de mi volcánico espíritu.
Ir con ustedes, arrojar de mí
-ah, poeta de dentro hacia afuera-
mi traje de civilizado, mis blandas acciones,
mi miedo innato de encadenado,
mi pacífica vida,
mi sentada, estática, reglamentada e inspeccionada vida.

En el mar, en el mar, en el mar, en el mar.
Eh, dejar la vida en el mar, al viento, a las olas.
Salar con la espuma arremetida por los vientos
mi paladar de grandes viajes.
Fustigar con agua conmovida la carne de mi aventura,
y que fríos oceánicos recorran los huesos de mi existencia.
Flagear, acuchillar, oprimir con vientos, con espuma, con soles,
mi ser ciclónico y atlántico,
mis nervios tendidos como jarcias,
lira en las manos de los vientos.
Sí, sí, sí... Crucifíquenme en las navegaciones
y mi espalda gozará su cruz.
Átenme a los viajes como a maderos
y la sensación de esa tortura recorrerá mis vértebras
en un incansable espasmo pasivo.
Háganme lo que sea, pero que esté en los mares,
sobre el combés, al son de las olas,
hieran, maten, acuchillen.
Lo que quiero es llevar a la muerte
un alma que se transborde en el mar,
que embriagada se derrumbe de cosas marítimas,
tanto de marineros como de anclas, de cabos,
tanto de cosas de la distancia como el ruido de los vientos,
tanto de la Lejanía como del Muelle, de los naufragios,
de los tranquilos comercios,
de los mástiles, del oleaje,
llevar a la muerte con dolor, voluptuosamente,
una copa de sanguijuelas llena para beber,
para beber extrañas verdes absurdas sanguijuelas marinas.

Hagan jarcias de mis venas,
amarras de mis músculos.
Arránqueme la piel y péguenla en las quillas,
que sienta el dolor de los clavos
y que nunca cese de sentirlos.
Hagan con mi corazón una flámula de almirante
de aquellos tiempos de guerra de las viejas naves
y coloquen al pie de los combés mis ojos arrancados.
Quiebren mis huesos golpeándolos contra las amuradas,
fustíguenme atado a los mástiles, fustíguenme,
y a todos los vientos de todas las latitudes y longitudes
lancen mi sangre en las aguas que atraviesan la nave
de lado a lado, arrojadas a la cubierta
en las violentas convulsiones de las tormentas.

Tener la audacia de las velas henchidas con el viento
y ser el agobio de los vientos como las altas gavias,
la vieja guitarra del Fado de los mares llenos de peligros,
canción que los navegantes oyeron y no pudieron repetir.

Los marineros que se sublevaron
ahorcando al capitán en una verga.
Que desembarcaron a otro en una isla desierta.
Marooned.

El sol de los trópicos provocó la fiebre de la piratería antigua
en mis venas intensas.
Los vientos de la Patagonia tatuaron mi imaginación
con imágenes trágicas y obscenas.
Fuego, fuego, fuego dentro de mí.
Sangre, sangre, sangre, sangre,
me estalla el cerebro.
El mundo se rae en mí, enrojecido.
Me estallan las venas con un sonido de amarras
y feroz, voraz, revienta en mí
la muerte en bramidos del gran pirata cantando
hasta que sus hombres abajo sentían el pavor en sus vértebras,

Fifteen men on the Dead Man's chest.
Yo-ho ho and a bottle of rum!

Y después gritar, e una voz irreal, hasta denotar en el aire:

Darby M'Graw-aw-aw-aw-aw
Darby M' Graw-aw-aw-aw-aw-aw-aw-aw
Fetch a-a-aft- the ru-u-u-u-u-u-u-u-u-um, Darby

Ah, qué vida aquella, esa era vida.
Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh
Eh-laho-laHO-lahá-á-á-á-á
Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh

Quillas quebradas, naves a pique, sangre en los mares,
combés ensangrentados, despojos,
dedos cercenados en las amuradas,
cabezas de niños aquí y allá,
gente con los ojos desorbitados al gritar, al aullar.
Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh
Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh
Todo esto me envuelve como una capa en el frío.
Me froto con todo esto como una gata en celo con un muro.
Clamo como un león hambriento,
arremeto contra todo como un toro enfurecido,
clavo las uñas, me destrozo las garras, sangran mis encías sobre todo esto.
Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh

De repente estalla en mis oídos
como un clarín junto a mí
el viejo grito, mas ahora metálico, airado,
llamando por la presa que ya se distingue,
la goleta que va a ser asaltada:

Ahó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó ---yyyy ...
Schooner ahó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó ---yyy ...

Ya en mí no existe el mundo entero. Me enardezco,
bramo en la furia del abordaje,
pirata-menor, César-Pirata;
robo, mato, despedazo, acuchillo,
sólo siento el mar, la presa, el saqueo.
Sólo siento que golpeo
y que me golpean
la venas de mis fuentes.
Derrama sangre caliente la sensación de mis ojos.
Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh
Ah piratas, piratas, piratas,
ámenme y ódienme, piratas,
mézclenme con ustedes, piratas.
Su furia, su crueldad, hablan a mi sangre
de un cuerpo de mujer que fue mío en otro tiempo y cuyo celo sobrevive.

Quisiera ser una bestia que abarca todos sus movimientos,
una bestia que hundiese los dientes en las amuradas, en las quillas,
que comiese mástiles, bebiese sangre y alquitrán en los combés,
destrozase remos, cordajes, poleame y velas,
serpiente de los mares, femenina y monstruosa, cebándose en los crímenes.

Y hay una sinfonía de sensaciones incompatibles y afines,
una orquestación en mi sangre de confusión de crímenes,
de estrépitos espasmódicos en orgías de sangre en los mares,
con furia, como un vendaval ardiendo en el espíritu,
una polvareda caliente que nubla mi lucidez
haciéndome ver esto y soñarlo sólo con la piel y las venas.
Los piratas, la piratería, las naves, el instante,
aquel instante marítimo en que la presa es asaltada
y el terror de las víctimas huye hasta la locura -ese instante
en su total de crímenes, terror, naves, gente, mar, nubes, cielo,
brisa, latitud, longitud, gritos,
quisiera que en su Todo fuese mi cuerpo en su Todo, sufriendo,
que fuese mi cuerpo y mi sangre, mi ser enardecido,
y floreciera como una herida que se expande en la carne irreal de mi alma.

Ah, ser todo en los crímenes, ser yo todos los elementos que forman
los asaltos a los barcos y las matanzas y la violaciones.
Ser cuanto sucedió en los saqueos,
cuanto vivió o quedó inerte en el lugar de las tragedias sangrientas.
Ser el pirata resumen de toda la piratería en su apogeo,
y la víctima síntesis, de carne y hueso, de todos los piratas del mundo.

Ah, que mi cuerpo pasivo fuese la mujer todas-las mujeres
que fueron violadas, heridas, muertas, destrozadas por los piratas.
Ser en mi subyugado ser la hembra que teme pertenecerles y sentir todo esto,
sentir todas estas cosas recorrer al mismo tiempo mis vértebras.

Oh, mis velludos y ásperos héroes de la aventura y el crimen.
Mis bestias marítimas, esposos de mi imaginación.
Amantes causales del desvió de mis sensaciones.
Quisiera ser Aquella que los espera en los puertos,
amantes odiados en el sueño de su sangre de pirata.
Porque ella estaría con ustedes, única en el espíritu,
furiosa sobre los cadáveres desnudos de sus víctimas en los mares.
Ella los habría acompañado en sus crímenes y en la orgía oceánica,
su espíritu de bruja danzaría invisible entre los movimientos
de sus cuerpos, de sus cuchillos, de sus manos estranguladoras.
Y ella, esperándolos en tierra cuando llegaban, si acaso llegaban,
bebería en los rugidos de ese amor todo el vasto,
todo el denso y siniestro perfume de sus victorias,
y a través de sus espasmos entonaría un Sabbat enrojecido y amarillo.
La carne herida, abierta y destripada, con la sangre derramándose.
Ahora, en el auge preciso de soñar lo que ustedes hacían,
acercándome todo a mí, ya no les pertenezco, soy ustedes,
y mi femineidad que los acompaña es ser sus almas.
Estar dentro de toda su ferocidad, cuando la liberaban,
beber dentro de la conciencia sus sensaciones
cuando teñían de sangre altamar
y cuando arrojaban a los tiburones
los cuerpos aún vivos de los heridos, la carne sonrosada de los niños
y llevan a las madres a mirar por la borda lo que les ocurría.
Estar con ustedes en la carnicería, en el pillaje,
orquestado en la sinfonía de los saqueos.
Ah, no sé, no sé cuánto quisiera ser para ustedes.
No sólo ser una hembra, ser las hembras, las víctimas,
las víctimas -hombres, mujeres, niños, naves-,
no sólo ser la hora y los barcos y el oleaje,
no sólo ser sus almas, sus cuerpos, su furia, su posesión,
ni concretamente ser su hecho abstracto de orgía,
no es sólo esto que yo quisiera ser -es más que esto:
Dios-Esto.
Porque es preciso ser Dios, el Dios de un culto contrario,
un Dios monstruoso y satánico, Dios de un panteísmo de sangre
que pueda colmar en toda su medida mi furor imaginativo
y que nunca logre agotar mi ansia de identificarme
con cada uno y con todo y con el Más-Todo de sus victorias.
Ah, tortúrenme para satisfacerme.
Hagan de mi carne el aire que sus cuchillos atraviesan
antes de caer sobre las cabezas y las espaldas.
Que sean mis venas los vestidos que las dagas traspasan,
mi imaginación el cuerpo de las mujeres que violan,
mi inteligencia el combés donde luchan de pie, matando,
y toda mi vida -en su conjunto nervioso, histérico, absurdo-
el gran organismo cuyas células conscientes
fueran cada acto de piratería cometido
-y todo yo un torbellino como una inmensa pudrición del
oleaje, ah y ser todo esto.

Con pavorosa velocidad, desmedido,
el mecanismo febril de mis visones que se transbordan
gira ahora que es apenas mi conciencia, mi volante,
un nebuloso círculo agobiado en el aire.

Fifteen men on the Dead Man´s chest.
Yo-ho ho and a bottle of rum!

Eh- laho-LaHO ---lahá-á-ááá ---ááá...

Ah, lo salvaje de este salvajismo. Mierda
toda la vida que no es esto, como la nuestra.
Yo, ingeniero, práctico por fuerza, sensible a todo,
aquí, en relación a ustedes cuando estoy detenido y cuando camino,
también cuando yazgo o cuando, débil, me impongo;
estático, quebrando, disidente cobarde de su gloria,
de su gran poder estridente, encendido y sangriento.

Arre, por no actuar de acuerdo con mi delirio.
Arre, por andar siempre aferrado a la enaguas de la civilización.

Por andar con la douceur des moeurs a cuestas, como un fardo de olanes.
Niños de aceras -todos somos- del humanitarismo moderno.
Estupores de tísicos, de neurasténicos, de linfáticos,
sin coraje para ser violentos y audaces,
con el alma como gallina amarrada por una pierna.

Ah, los piratas, los piratas.
El ansia de lo que es ilegal y feroz,
el ansia de las cosas crueles y abominables
que como brama abstracta roe nuestros débiles cuerpos,
nuestros nervios femeninos y delicados,
y nos enloquece con incontenibles fiebres la mirada vacía.

Oblíguenme a arrodillarme ante ustedes.
Humíllenme y golpéenme.
Hagan de mí su esclavo, algo suyo,
y que su desprecio jamás me abandone,
oh, mis señores, mis señores.

Siempre tomar gloriosamente la parte sumisa
en los hechos sangrientos y en las sensualidades desatadas.
Derriben sobre mí, como grandes, pesados muros,
las barbaries del antiguo mar.
Del este al oeste de mi cuerpo
esparzan la sangre de mi sangre,
besen con cuchillos y látigos y furia
mi alegre terror carnal de pertenecerles,
mi ansia masoquista de ofrecerme a su furor,
de ser el objeto inerte que sienta su omnívora crueldad,
señores, dominadores, emperadores, corsarios.
Ah, tortúrenme,
acuchíllenme y ábranme,
deshecho en pedazos conscientes
frótenme en los combés,
espárzanme en los mares, déjenme
en las ávidas playas de las islas.

En mí ceben todo mi misticismo suyo,
cincelen la sangre de mi alma
y abran, hieran.
Oh, tatuadores de mi corporal imaginación,
amados desolladores de mi sumisión carnal.

Sométanme como se mata perro a patadas,
hagan de mí el pozo para su desprecio de dominadores.

Háganme todas sus víctimas.
Como Cristo sufrió por todos los hombres, quiero sufrir
por todas las víctimas que cayeron bajo sus manos,
sus manos callosas, sangrientas, con dedos cercenados
en salvajes asaltos de amuradas.
Háganme cualquier cosa, como si fuese arrastrado
-oh placer, oh beso de dolor-
arrastrado por caballos que ustedes fustigan ...
Pero esto en el mar, todo esto en el ma-a-a-ar, esto en el
MA-A-A-AR
Eh-eh-eh-eh-eh Eh-eh-eh-eh-eh-eh Eh-EH-EH-EH-EH-EH
EH en el MA A-A-A-AR

Yeh eh-eh-eh-eh-eh Yeh-eh-eh-eh-eh-eh Yeh- eh-eh-eh-eh-eh
eh-eh
Todo grita. Gritan vientos, oleaje, barcos,
mares, gavias, piratas, mi alma , la sangre y el aire, y el aire.
Eh- eh-eh-eh. Yeh- eh-eh-eh-eh-eh. Yeh-eh-eh-eh-eh-eh Todo
canta gritando

FIFTEEN MEN ON THE DEAD MAN'S CHEST.
YO-HO-HO AND A BOTTLE OF RUM !

Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh
Eh-laho-laHO-O-oo-lahá-á ---ááá

AHO-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O ---YYYY...
SCHOONER AHO-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O ---YYYY...

Darby M'Graw-aw-aw-aw-aw-aw
DARBY M'GRAW -AW-AW-AW-AW-AW-AW

FETCH A-A-AFT THE RU-U-U-U-U-U-UM, DARBY!

Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh!
EH-EH EH-EH-EH-
EH-EH-
EH-EH-
EH-EH-EH!
EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-
EH-EH-!
EH-EH-EH-EH-EH-EH-
EH-EH-EH-EH-EH-EH-!
EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-!

Algo se rompe en mí.
El enardecimiento ha anochecido.
Sentí un exceso: no puedo ya continuar sintiendo.
Se hundió mi alma y dentro de mí sólo quedó un eco.
Decrece notablemente la velocidad del volante.

Salen un poco los sueños en las manos de los ojos.
Dentro de mí sólo hay un vacío, un desierto, un mar
nocturno.
Y al sentir el mar nocturno dentro de mí,
sube de sus lejanías, nace de su silencio
otra vez, otra vez el basto grito antiquísimo,
de repente , como un relámpago de sonido que no es un
estruendo sino ternura,
abarcando súbitamente todo el horizonte marino
húmedo y sombrío, humano, marino y nocturno,
voz de sirena distante llorando, llamando,
que viene del fondo de la Lejanía, del fondo del Mar, del
alma de los Abismos,
y a su tono, como algas, boyan mis sueños desechos...

Ahó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó ---yy ...
Schooner ahó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó ---yy ...

Ah, sobre mi excitación el rocío.
La frescura nocturna en mi océano interior.
He aquí, ante una noche en el mar
llena de enorme misterio humano de las olas nocturnas,
todo está en mí pronto.
La luna sube en el horizonte
y mi infancia feliz despierta en mí, como una lágrima.
Mi pasado resurge como si ese grito marítimo
fuese un aroma, una voz, el eco de una canción
que busca de mi pasado
aquella felicidad que nunca más volveré a tener.

Era en la vieja casa sosegada a la orilla del río ...
(las ventanas de mi cuarto y las del comedor
deban, por encima de una casas bajas, el río cercano,
al Tajo, este mismo Tajo, pero en otro punto, más distante ...
Si yo ahora llegase a la misma ventana no llegaría a la misma Ventana.
Aquel tiempo pasó como el humo de un vapor en altamar ...)

Una inexplicable ternura,
un remordimiento conmovido y lloroso
por todas aquellas víctimas -especialmente los niños-
que imaginé hacer al soñarme un antiguo pirata.
Una emoción conmovida porque fueron mis víctimas;
pero tierna y suave, porque no lo fueron realmente.
Una ternura confusa, como un vidrio empañado, azulado,
canta viejas canciones en mi pobre alma dolorida.

Ah, ¿cómo pude pensar, soñar aquellas cosas?
Que diferente soy de lo que fui hace unos momentos.
Histeria de sensaciones -primero éstas, después sus contrarias.
En la mañana rubia que se levanta como mi olvido
sólo escoge las cosas de acuerdo con esta emoción
-el murmullo de las aguas,
el leve murmullo de las aguas del río al encontrarse con el muelle ...
La vela pasando al otro lado del río,
los montes lejanos, de un azul japonés,
las casas de Almada,
y lo que hay de suavidad y de infancia en la hora matutina ...

Una gaviota pasa
y mi ternura es mayor.

Pero en nada he reparado durante este tiempo.
todo fue una impresión de la piel, como una caricia.
Todo este tiempo no quité la vista de mi sueño lejano,
de mi casa al pie del río,
de mi infancia al pie del río,
de la ventana de mi cuarto que en la noche deba al río
y la paz del lugar esparcida en las aguas ...
Mi vieja tía que me amaba a causa de un hijo que perdió.

Mi vieja tía acostumbraba cantarme para que yo durmiera
(si bien ya era yo un poco grande para eso) ...
Recuerdo y las lágrimas caen sobre mi corazón y lo lavan de la vida,
y se levanta una leve brisa marina dentro de mí.
A veces ella cantaba la "Nao Catrineta":

Allá va la Nao Catrina
sobre las aguas del mar ...

Y otras veces, una melodía muy melancólica y tan medieval,
la "Bella Infanta" ... Recuerdo, y la pobre vieja voz se levanta dentro de mí.
Recuerdo que muy poco la recordé después, y ella que me amaba tanto.
Qué ingrato fui con ella -y finalmente, ¿qué hice yo con la vida?
Era la "Bella Infanta" ... Yo cerraba los ojos y ella cantaba:

Estando la Bella Infanta
en su jardín sentada

Yo habría un poco los ojos y veía la ventana llena de luna
y después cerraba los ojos otra vez, y con esto era feliz.

Estando la Bella Infanta
es su jardín sentada
su peine de oro en la mano
sus cabellos peinaba

Oh, mi pasado de infancia, muñeco que me rompieron.

No poder viajar al pasado, a aquella casa y a aquel cariño,
y siempre quedar allí, siempre contento y siempre niño.

Pero esto fue el pasado -linterna en una esquina de calle vieja
Pensar en esto me da frío, hambre de algo que no puede obtenerse.
Me da remordimiento pensar en esto.
Oh, torbellino lento de sensaciones opuestas,
vértigo suave en el alma por causas confusas.

Furias rotas, ternuras como cordeles con que los nuños brincan,
gran abatimiento de la imaginación en los ojos de los sentidos,
lágrimas, lágrimas inútiles,
suaves brisas de contradicción corriendo la faz del alma ...

Evoco, para salir de esta emoción, por un esfuerzo voluntario,
con un esfuerzo desesperado, marchito, inútil,
la canción del Gran Pirata cuando estaba muriendo:

Fifteen men on the Dead Man's chest.
Yo-ho-ho and a bottle of rum!

Mas la canción es una línea recta mal trazada en mi Interior ...

Me esfuerzo y otra vez logro traer ante mis ojos del alma,
otra vez, pero con una imaginación casi literaria,
la furia de la matanza, de la piratería, el apetito del saqueo que se paladea,
de la carnicería inútil de mujeres y de niños,
de la frívola tortura de los pasajeros pobres hecha por distracción
y de la sensualidad de romper y destruir las cosas más
amadas de los otros,
pero sueño todo esto con mi miedo, como si alguien respirarse
de pronto sobre mi nuca.

Recuerdo que sería interesante
ahorcar a los hijos frente a las madres
(sin querer me siento las madres de ellos),
enterrar vivos en las islas desiertas a los niños de cuatro
años
y llevar a los padres en lanchas hasta allá, para verlos
(me estremezco, y recuerdo un hijo que no tengo
y que está durmiendo tranquilo en casa).

Aguijón de un ansia fría de crímenes marinos,
de una inquisición sin la disculpa de la Fe,
crímenes ni siquiera como razón de ser de la maldad o la furia.
hechos fríamente, ni siquiera por herir o por el mal,
ni siquiera para divertirnos:
apenas para pasar el tiempo
igual que uno pasa el rato en un comedor de provincia
con la servilleta tirada al otro lado de la mesa después de comer,
sólo por el suave gusto de cometer crímenes abominables y
no considerarlos gran cosa,
de ver sufrir hasta la locura y la muerte-por-el-dolor pero
nunca llegar más allá ...
porque mi imaginación rehúsa acompañarme.
Un escalofrío me contrae.
Y de pronto, pero más repentinamente que la otra vez, de
más lejos, de más hondo,
de pronto -oh pavor por todas mis venas-
el frío súbito de la puerta del Misterio que dentro de mí se
abrió y dejó pasar una corriente de aire.
Recuerdo a Dios, lo trascendental de la vida,
y de pronto la vieja voz del marino Jim Barns, con quien hablaba,
convertida en la voz de ternura misteriosa de mi anterior,
de esas pequeñas cosas de rezago de madre y cinta de
cabello de hermana,
pero asombrosamente venida del más allá de la apariencia de las cosas,
la voz sorda y remota convertida en la Voz Total, la voz sin Boca,
venida por fuera y por dentro de la soledad nocturna de los mares,
llama por mí, llama por mí ...

Viene sordamente, como si estuviese sofocada y aún se oyese,
lejanamente, como si estuviese en otro lugar y no la pudiéramos oír,
como un líquido guardado, una luz que se apaga, un aliento silencioso,
de ningún sitio del espacio, ningún lugar en el tiempo,
el grito eterno y nocturno, el soplo hondo y confuso:
Ahó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó ---yyy ...
Ahó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó --- ---yyy ...
Shooner ah- ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó-ó --- ---yyy ...
Tiemblo por un frío del alma que recorre mi cuerpo.
De pronto abro los ojos, que no tenía cerrados.

Ah, qué placer por fin salir de los sueños.
He aquí de nuevo al mundo real, tan bondadoso para los nervios.
Aquí, en esta hora matutina cuando entran en el puerto los
paquebotes que arriban temprano.

No me importa ya el paquebote que entra: aún está lejos.
Ahora lo que esté cerca me eleva el alma.
Mi imaginación práctica, higiénica, poderosa,
comienza en este momento a ocuparse con las cosas
modernas y útiles,
con los cargueros, con los paquebotes y los pasajeros,
con las modernas cosas inmediatas, potentes, comerciales,
verdaderas.
Modera su giro en mi interior el volante.

Moderna vida marítima.
Todo limpieza, higiene, máquinas.
Todo tan bien arreglado, tan naturalmente ajustado:
las piezas de las máquinas, las naves por los mares,
todos los procesos comerciales de exportación e importación
combinándose perfectamente,
corriendo todo como por leyes naturales,
ninguna cosa chocando con otra.

Nada perdió la poesía. Y están además las máquinas ahora
con su poesía, y también esa nueva vida
sentimental, comercial, intelectual, mundana,
que infundieron las máquinas en las almas.
Como antes, los viajes son bellos,
y un barco siempre será bello sólo por ser un barco.
Viajar todavía es viajar y lo lejos está donde siempre estuvo
-en ninguna parte, gracias a Dios.

Los puertos están llenos con vapores de muchas especies.
Pequeños, grandes, con diferentes disposiciones de vigías,
de tan deliciosamente tantas compañías de navegación.
Vapores diferentes en la destacada separación de losanclamentos.
Tan agradable su garbo estático de cosas comerciales que se
desplazan en el mar,
en el viejo mar siempre homérico, oh Ulises.

La mirada humana de los faros en la distancia de la noche,
y el faro repentinamente cercano en la noche muy obscura
("Qué cerca e la tierra estábamos pasando". Y el sonido del
agua hablándonos al oído) ...

Todo es hoy como siempre, y ahora además hay comercio.
Y el destino comercial de los grandes vapores me envanece de mi época.
La gente a bordo de los barcos de pasajeros
me produce el orgullo de vivir en un tiempo
donde es fácil el mestizaje de las razas
y se transponen espacios para ver todas las cosas,
viviendo con la realidad de los sueños.

Limpios, reglados, modernos como un escritorio con clips en redes de hilo amarillo,
mis sentimientos, comedidos ahora y naturales, como de gentlemen,
son prácticos, ajenos adversarios.
Lleno de aire marino los pulmones,
como gente perfectamente consciente de cómo es saludable
respirar la brisa del mar.

El día ha avanzado ya hasta horas de trabajo.
Comienza todo a moverse, a regularizarse.
Con gran placer natural, directo, repaso con el alma
todas las operaciones comerciales que necesita un embarque de mercancías.
Mi época es el sello que llevan todas las facturas,
y siento que todas las cartas de todos los escritorios
debían estar dirigidas a mí.

Un grado de abordo posee tanta singularidad
y es hermosa como una asignatura de comandante de la nave.
Rigor comercial de principio a fin en las cartas:
Dear Sirs -Messieurs -Amigos y Señores;
Yours faithfully- ...nos salutation empressées ...
Esto es humano y limpio, y por eso es bello,
y su fin es un destino marítimo, un vapor donde embarcan
las mercancías de que trataron las cartas y facturas
Ah, complejidad de la vida. Las facturas son escritas por gente
que vive amores, odios, pasiones políticas, a veces crímenes
-pero son tan cuidadas, tan bien escritas, tan ajenas a esto.

Hay quien mira una factura y no siente esto.
Con seguridad que tú, Cesario Verde, lo sentías.
Yo, hasta las lágrimas lo siento humano.
Vengan a decirme que no hay poesía en el comercio, en los escritorios.
Ahora entra por toda la pie. La respiro con este aire marino.
Pero esto viene con motivo de los vapores, de la navegación moderna.
Pues las facturas y las cartas comerciales son el principio de la historia,
y las naves que llevan las mercancías por el mar eterno son el fin.

Ah, y los viajes, los viajes de recreo o cualquier otros,
los viajes por mar donde somos compañeros
de una manera especial, como si un misterio marino
uniese las almas y nos convirtiera por un momento
en patriotas efímeros de una inconstante patria
que eternamente se desplaza en la inmensidad de las aguas.
Grandes hoteles del Infinito, oh trasatlánticos míos.
Con el cosmopolitismo total, perfecto, de nunca detenerse en un punto
pero conteniendo todas las formas de vestidos, de caras, de razas.

Los viajes, los viajeros -cuánta variedad de ellos,
cuántas nacionalidades sobre el mundo y profesiones, gentes.
Diversos destinos que se dan en la vida,
la vida que en el fondo es siempre la misma.
Cuántas caras raras. Todas las caras son raras
y nada posee tanta religiosidad como mirar mucho ala gente.
La fraternidad no es una idea revolucionaria,
es algo que la gente aprende en su vida diaria, donde tiene que tolerar todo,
y en ocasiones encuentra agrado en los que tiene que tolerar,
y un día acaba por llorar de ternura sobre lo que toleró.

Esto es bello, es humano,
abraza nuestros sentimientos humanos, tan convenientes y burgueses,
tan complicadamente sencillos, tan metafísicamente tristes.
La vida inestable, diversa, acaba por educarnos en lo humano.
Pobre gente, pobre gente toda la gente.

Me separo de esta hora en el cuerpo de esa nave
que ahora va saliendo. Es un tramp-steamer inglés,
muy sucio, como si fuese una nave francesa,
con un aire simpático de proletario de los mares,
y sin duda anunciado ayer en la última página de los periódicos.

Me enternece el pobre vapor, va tan humilde y tan natural.
Parece tener un cierto escrúpulo no sé en qué, ser persona honrada,
muy cumplida en el alguna de tantas especies de deberes.
Allá va dejando el lugar frente al muelle, donde yo estoy.
Allá va tranquilamente, pasando donde las naves estuvieron
en otro tiempo, en otro tiempo ...
¿Hacia Cardiff? ¿Hacia Liverpool? ¿Hacia Londres? No importa.

Él hace su deber. Así nosotros hacemos el nuestro. Hermosa vida.
Buen viaje. Buen viaje.
Buen viaje, mi pobre amigo casual, que me hiciste el favor
de llevar contigo la fiebre y la tristeza de mis sueños,
de restituirme a la vida para verte pasar.
Buen viaje. Buen viaje. Esto es la vida ...

Cuán natural es tu aplomo, inevitablemente matutino,
al salir hoy del puerto de Lisboa.
Siento un curioso cariño, grato, por eso.
¿Por cuál eso? Allá sé lo que es ...Va ...Pasa ...
con un ligero estremecimiento
(T-t--t---t----t-----t ...).
Dentro de mí se detiene el volante.

Pasa, lento vapor, pasa y no permanezcas ...
Pasa de mí, pasa de mi vista,
vete de dentro de mi corazón,
piérdete en la Lejanía, en la Lejanía (bruma de Dios),
piérdete, sigue tu camino y déjame ...
¿Quién soy para que llore o interrogue?
¿Quién soy yo para que te hable y te ame?
¿Quién soy para que me duela mirarte?
Se aleja del muelle, crece el sol, levanta su oro,
brillan los tejados de los edificios del muelle,
todo este lado de la ciudad brilla ...

Parte, déjame,
sé ahora la nave en medio del río, destacada y nítida,
después la nave saliendo el puerto, pequeña y cercana,
después el vago punto en el horizonte -oh angustia mía-,
un punto cada vez más vago en el horizonte ....
después nada, y sólo yo mi tristeza,
y la gran ciudad ahora llena de sol
y la hora real y desnuda como un muelle ya si naves,
y el giro lento del guindaste que, como un compás que gira,
traza un semicírculo de no sé qué emoción
en el silencio conmovido de mi alma ...

Fernando Pessoa retratado por Almada Negreiros

lunes, 31 de mayo de 2010

TRAVESÍA AZUL (Tríptico)


I. Cian


Los cielos emplumados
de escalas y señales
sueltan su lastre
Peinan azuladas aletas
las dunas
Por prados gaseosos
pastan los cirros
Más alto
más alto
las cometas remojan
sus trenzas en la tinta
del día embotellado
en una ola perenne
Clarines de cristal
marino
pregonan el anticiclón
Mástiles que remiendan
mangas de viento
Bandadas
de notas musicales
Palmeras a media melena
Y la luz a media asta


II. Azur

Qué nudo de pleamares
Pesquerías teñidas
de lluvia nómada
y paquebotes
desparramados
tras la tormenta de color
Y en el litoral renacido
lentos cetáceos
despliegan abanicos
salobres
tornasoles sobre las testas
difuminadas
de las gaviotas
Áurea plenitud
Una anciana
teje un jersey a rayas
en el umbral del viento
Los faros consultan sus brújulas
como relojes de pulsera
Llegan tarde a la cita
del crepúsculo
Puzzle acuático
Respiran los velámenes
a pleno pulmón
Trinquetes
y banderolas
Los candiles del puerto
abren sus párpados
bajo la carpa
de las arboladuras
A lo lejos
los delfines tensan
el horizonte
como la cuerda
de una guitarra náufraga


III. Índigo

La luna
azulea
las lonas
angulares
Ululan
las velas
sobre lisas
salinas
La luna
alumbra
ínsulas
insólitas
anclas
enclenques
y lentas
olas
solas
Lánguida
luna
nula



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Travesía azul by Sorrow is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

domingo, 9 de mayo de 2010

FAMILIARIZADO CON LA NOCHE por Robert Frost


[Poeta norteamericano nacido en San Francisco en 1874.Al terminar estudios básicos en Darthmouth College de New Hampshire, ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard carrera que suspendió en 1899 debido a problemas de salud.En 1912, buscando un mejor futuro, viajó con su familia a Inglaterra donde permaneció tres años en los cuales publicó su primera colección de poemas "La voluntad de un muchacho" en 1913. De regreso a Norteamérica apoyado por amigos poetas como Ezra Pound, adquirió gran fama y fue reconocido como uno de los grandes poetas de su país, con trabajos como "Intervalos en la montaña" en 1916, "New Hampshire" en 1923, "El arroyo que fluye al oeste" en 1928, "Una cordillera de más allá" en 1936, "Máscara de la razón" en 1945 y "En el calvero" en 1962. Recibió el premio Pullitzer en cuatro ocasiones.Falleció en Boston en 1963.


(Extraído de A media voz)]



He sido uno de esos que saben qué es la noche.
He salido bajo la lluvia; y bajo la lluvia he vuelto.
He ido más allá de la luz más lejana de la ciudad.

Mi vista ha descendido por el más triste callejón.
He pasado al lado del sereno que hacía su ronda
Y he bajado la vista, sin ganas de explicar.

Me he quedado quieto, deteniendo el ruido de los pies,
Cuando de lejos un grito sofocado
Llegaba, por sobre las casas, desde otra calle,

Pero no para hacerme volver ni para decirme adiós;
Y aun más lejos, a una fantástica altura
Un reloj luminoso contra el firmamento

Proclamaba que el tiempo no era bueno ni malo.
He sido uno de esos que saben qué es la noche.


Fuente de la traducción:http://loqasto.wordpress.com/category/poemas/robert-frost/



viernes, 30 de abril de 2010

ALLO por Benjamin Peret


[Poeta francés nacido en Rezé, Francia, el 4 de julio de 1899. Se ganó la vida como corrector de pruebas de periódicos y luego como redactor de hechos policiales en el Petit Parisien. Se adhirió inicialmente a la corriente "Dada" y luego se retiró para acompañar a André Breton en la fundación del movimiento surrealista. Dirigió con Pierre Naville los dos primeros números de "La Révolution Surréaliste". Tomó parte en la guerra civil española, y en 1942, después de la ocupación de Francia, se radicó en México hasta 1947, año en que volvió a París para actuar junto a Breton en la dirección del movimiento surrealista. Fue el único poeta que permaneció fiel al lado de Breton, hasta su muerte acaecida en Paris el 21 de noviembre de 1959.

Extraído de
A media voz]


Mi avión en llamas mi castillo inundado de vino del Rhin
mi ghetto de lirios negros mi oreja de cristal
mi roca rodando por el acantilado para aplastar al guarda rural
mi caracol de ópalo mi mosquito de aire
mi edredón de aves del paraíso mi cabellera de espuma negra
mi tumba agrietada mi lluvia de langostas rojas
mi isla voladora mi uva de turquesa
mi colisión de autos locos y prudentes mi arriate silvestre
mi pistilo de cardillo proyectado en mi ojo
mi bulbo de tulipán en el cerebro
mi gacela perdida en un cinema de los bulevares
mi cofrecillo de sol mi fruto de volcán
mi risa de estanque oculto donde se ahogan los profetas distraídos
mi inundación de casis mi mariposa de morilla
mi cascada azul como una ola de fondo que hace nacer la primavera
mi revólver de coral cuya boca me atrae como la boca de un pozo reverberante
helado como el espejo en que contemplas la huida de los colibríes de tu mirar
perdido en una exposición de lencería enmarcada de momias te amo


Extraído de Je Sublime y traducido por César Moro.



Benjamin Peret ahuyentando a un cuervo.

miércoles, 17 de marzo de 2010

POESÍA Y ROCK


Los aficionados a ambas manifestaciones artísticas nos lo hemos preguntado alguna vez ¿existen vínculos dignos de mención entre el rock y la poesía? Siempre se ha hablado de las estrechas relaciones entre música y poesía [1] pero, sobre todo esas relaciones se han aplicado al caso de la música folclórica y la música clásica, pero ¿y el rock? Vayamos por partes: la pregunta se podría dividir a su vez en otras dos, a saber, ¿ha influido la poesía en el rock? y, a la inversa, ¿ha influido el rock en la poesía?

Para contestar a la primera pregunta habría que retrotraerse a la época inmediatamente posterior al nacimiento del rock, cuando ya en la década de los 60, esta música se va despegado de los moldes folclóricos que le dieron forma al nacer (country, blues, swing, gospel, etc.) y se empieza a desarrollar como un ente autónomo. Es entonces cuando el rock empieza a buscar referentes y materiales literarios para alejarse de la intrascendencia a la que cantaba el rock and roll clásico de los 50 (chicas, juergas, automóviles, etc.) El rock desde entonces aspira a convertirse en arte. Así, los folk-rockers de la primera mitad de los 60 fueron algunos de los pioneros en la adaptación de poemas al rock. Primeramente era poesía de corte popular y más tarde (con la radicalización de la escena underground americana por la guerra de Vietnam) versos más combativos y sociales para finalmente adaptar textos más románticos e imaginativos e incluso experimentales. Un ejemplo de esto fue la adaptación del poema social “The Bells of Rhimney” del galés Idris Davies [2] por parte de The Byrds, quienes lo incluyeron en su primer LP mientras que en su disco Fifh Dimension registran una versión de “Wild Mountain Thyme”, una balada folk inspirada en un poema de Robert Tannahill, poeta escocés de finales del XVIII y principios del XIX. Por su parte, el folk singer Phil Ochs (uno de los que más incursiones hizo en el rock, junto con Dylan [3]) adaptó el largo poema narrativo “The Highway Man” del británico Alfred Noyes en su segundo disco I Ain’t Marching Anymore. Yendo más allá, otro ilustre cantautor, Leonard Cohen, musicó a nuestro Lorca más surrealista, al de Poeta en Nueva York, en su “Take This Waltz” cuya letra es la traducción al inglés del “Pequeño vals vienés” del poeta granadino.

Y hablando de Lorca, habría que hacer especial mención a la obra magna de otro gran cantautor de la era de la psicodelia, Tim Buckley, el LP simple y llanamente titulado Lorca. En él, Buckley, ayudado por un puñado de grandes músicos y un montón de substancias psicotrópicas intentó traducir a sonido la angustia, el desconcierto y la locura del Lorca vanguardista. Aquí ya no se trata simplemente de musicar un determinado texto poético (las letras de las canciones, de hecho, eran originales de Buckley) sino de convertir a la canción rock en un artefacto poético per se, al ponerlo al servicio de la más radical libertad creadora.

Portada de Lorca de Tim Buckley.

El final de la década de los 60 en el rock es comparable al romanticismo en poesía puesto que se intenta ir más allá de las estrictas formas clásicas (el folclore afro americano, principalmente) y dar más espacio a la imaginación. Es entonces, en la época de la psicodelia, punto de partida de la experimentación en el rock, cuando los músicos se lanzan a buscar inspiración en la literatura. No en vano, una de los temas más emblemáticos del rock “ácido”, el “White Rabbit” de Jefferson Airplane se basa en el popular cuento Alicia en el País de la Maravillas de Lewis Carroll, tema que, por cierto, formaba parte del álbum significativamente titulado Surrealistic Pillow. Por otra parte, se busca deliberadamente lo mágico, e incluso lo esotérico, tanto en el sonido como en las letras. Aquí podríamos citar la figura de Syd Barrett, líder de los primigenios Pink Floyd y uno de los primeros compositores en abrir la puerta a lo fantástico (ese “Lucifer Sam”, canción dedicada en el LP The Piper At The Gates of Dawn, al gato, animal misterioso y mascota de brujas, recuerda poderosamente al poema “Le chat” incluido en Les fleurs du mal de Baudelaire.) Barrett, por lo demás, destaca por su gran capacidad de componer rimas absurdas, emparentadas con las nursery rhymes inglesas y las fatrasies francesas, como son ejemplos temas como “Bike” o “Rats”. Además, como ya indicamos más arriba, se intenta adaptar materiales literarios a la música, no ya simplemente poniendo música a una letra, sino recreando musicalmente la atmósfera particular de la obra literaria. Un ejemplo curioso de este último fenómeno lo constituye el combo psicodélico neoyorquino H. P. Lovecraft, músicos que además de tomar prestado el nombre del gran creador del cuento materialista de terror y autor del enigmático poema “Nathicana”, recrearon el ambiente de misterio de dos relatos fantásticos de Lovecraft, “The White Ship” y “At The Mountains of Madness”, en sendos temas homónimos.

Mención especial merecen dos fenómenos de la era psicodélica que vienen al caso del asunto que nos ocupa. El primero es la banda The Doors, con el carismático Jim Morrison a la cabeza, uno de las bandas de rock con más conexiones literarias. Empezando por el nombre, “Las puertas” (originalmente se llamaban “Las puertas de la percepción”) tomado de un ensayo de Aldous Huxley sobre los efectos de la mescalina y cuyo título se inspira en unos versos de The Marriage of Heaven And Hell del poeta inglés William Blake, Morrison y sus huestes tradujeron al lenguaje del rock el espíritu de la mejor poseía visionaria del romanticismo. De hecho, Morrison, el gran bardo del rock americano, escribió dos libros de poesía en los que rendía homenaje a sus ídolos, los poetas videntes Blake y Rimbaud, y se fue a vivir a París donde murió prematuramente y fue enterrado en Père-Lachaise, rodeado de tumbas de los más afamados poetas franceses. El segundo hito que nos gustaría destacar es la publicación en 1968 del primer disco-concepto del rock, S. F. Sorrow de The Pretty Things. El álbum en cuestión que gira en torno a la vida (desde su nacimiento a su muerte) de un antihéroe, Sebastian F. Sorrow, recuerda a los grandes poemas-libro de las vanguardias del período de entreguerras, en especial a The Wasteland, composición con la que comparte ciertos paralelismos, como el conflicto bélico de fondo (en ambos casos la Primera Guerra Mundial), las preocupaciones existenciales y ese omnipresente tono de melancolía privada (precisamente así se titula uno de los mejores cortes del disco, “Private Sorrow”). Por desgracia, este disco apenas contó con el reconocimiento del gran público (no así de la crítica) y sigue siendo hoy día la joya perdida de la psicodélica británica.

The Lords And The New Creatures,
poemas de Jim Morrison.

En la década de los 70 las grandes multinacionales se van a abalanzar sobre el rock como un halcón sobre su presa y van a intentar convertirlo en un producto más de la sociedad de consumo (como ya se había hecho con la mayor parte del arte) para vender en los grandes almacenes. Es la época de los “grandes dinosaurios”. Las bandas de multimillonarias estrellas de rock llenaban estadios. Parecía que el rock había perdido su capacidad transgresora. Sin embargo, algo se mueve en el subsuelo: las huestes rockeras más inconformistas empiezan a experimentar con el ruidismo y el avant-garde a espaldas del mercado y las listas de éxitos. Por un lado el rock progresivo alemán (ligado al movimiento contracultural de las comunas hippies y casas ocupadas) evoluciona hacia un sonido más anguloso y maquinal en clara ruptura con las raíces afro americanas del rock. Bautizado en el mundo anglosajón como Krautrock [4] enlaza con el espíritu de ruptura con el pasado de las primeras vanguardias artísticas europeas, especialmente, el futurismo y dadaísmo. Ahora el ideal a exaltar será la “modernidad” con sus máquinas, sus grandes urbes, sus luces de neón, su cacofonía. En lo sonoro sus raíces se hunden en el ruidismo vanguardista de experimentadores radicales como Luigi Russolo (pintor y músico futurista que llegó a grabar todo un catálogo de sonidos industriales). Así, muy en la línea de Russolo, Kraftwerk, quizá el grupo más emblemático del krautrock, tuvo el atrevimiento de abrir su álbum Radioactivity (1975) con el ronroneo electrónico de un contador geiger. Otro ejemplo, aún más extremo, lo constituye Esplendor Geométrico, formación española que se escindió de los Aviador Dro, para dedicarse a la experimentación con el más abrupto sonido industrial y cuyo nombre procede de un poema de F. T. Marinetti, gran pope del futurismo italiano. De hecho, algunas letras de esta formación, como las del tema “Moscú está helado” bien podría haber salido de la pluma del poeta italiano o, mejor aún, de algún futurista soviético: “Sopla el viento en los motores / del gran tren transiberiano/ ... / Descansan las fresadoras / los puentes vulcanizados / las cintas transportadoras / los ejes y las poleas.”

Por otro lado en los países de habla inglesa, el underground musical va a tomar derroteros igualmente radicales. Un punto de inflexión en el rock experimental lo constituye Metal Machine Music de Lou Reed, ex líder de The Velvet Underground y auténtico trovador urbano del rock. El disco en cuestión, editado en 1975 (¡y nada menos que en la multinacional RCA!), es un auténtico atentado a los tímpanos del oyente: alrededor de una hora de chirriante feedback de guitarra eléctrica, ruido y nada más que ruido, lo que constituía una patada en el trasero al establishment del rock. La radical gesta de Reed claramente lo emparentaba con grandes dinamiteros de la poesía Dadá como Tristán Tzara, Hugo Ball o Kurt Schwitters.

Todo este nihilismo subterráneo estaba allanando el camino para la última eclosión contracultural del siglo XX: el punk. Sólo faltaba un ingrediente para que toda esta poética radicalidad saliera a la superficie, a saber, unas gotitas de terrorismo cultural suministradas por el situacionismo. En efecto, el situacionismo, un movimiento subversivo en cuyo ideario lo “poético”, en el sentido más bretoniano del término, era un elemento central, había aterrizado en Londres procedente de París, ciudad esta donde Guy Deborg y sus compinches habían tomado la antorcha de la rebeldía contracultural de manos de los letristas (el exquisito chiflado Ivan Chtcheglov [5] entre ellos) de los años 40 y 50. Uno de los jóvenes que a finales de los 60 entró en contacto con el situacionismo fue Malcolm Mclaren, que luego sería el inventor de una banda llamada Sex Pistols. Otro personaje que entró en contacto con estas ideas fue Tony Wilson, creador del sello independiente Factory y de la sala de conciertos The Hacienda (nombre sacado, por cierto, de una cita de Chtcheglov) y promotor de bandas como Joy Division y The Durutti Column [6].


Libreto del primer LP de The Durutti Column,
forrado en abrasiva lija.

A partir del punk, en el rock se vive un periodo de entusiasta renovación paralelo al de las vanguardias poéticas y artísticas del primer tercio del siglo XX. Y eso no sólo se notaba en el sonido sino también en la imagen. El punk, en efecto, puso de moda una suerte de estética neo Dadá heredada del situacionismo con posters y portadas de discos y libros hechas de retazos de otras obras (incluso se valoraba positivamente el plagio) al estilo de los collages del periodo de entreguerras. Además la indumentaria personal se vuelve provocativa y estrafalaria y se confecciona a partir de materiales de desecho. Todo ello remite a la estrambótica vestimenta que usaban algunos poetas Dadá como Hugo Ball cuando recitaban sus textos el mítico Cabaret Voltaire, vestimentas que luego serían imitadas casi al detalle por bandas de avant-garde rock como The Residents.

Hugo Ball en el Cabaret Voltaire (1923)

Portada del disco "Eskimo" de The Residents (1979)

El punk como la explosión Dadá (o la del mayo del 68) duró apenas un suspiro, de tal manera que a comienzos de la década de los 80 la mayoría de los artífices de la “revolución del imperdible” había abandonado el barco. No obstante, se había abierto nuevas y diversas vías para la libertad creativa. Es entonces cuando se empieza a utilizar la etiqueta “independiente”, cuando el rock escapa al control de las multinacionales y cuando se intenta preservar la libertad creativa en pequeños sellos independientes (como el ya citado Factory Records.) Llegado a este punto la diversidad estilística del rock se amplía enormemente. Y aquí nos centraremos en tres ramas del postpunk. Por un lado, surgen una serie de bandas que desarrollan un sonido oscuro, “gótico”, con una fuerte influencia en los temas y en las letras del romanticismo literario más macabro (Poe, Lovecraft, etc.) Así, nos encontramos con títulos como “Premature Burial” en el LP Join Hands de Siouxsie And The Banshees, que inmediatamente nos remite a un escabroso relato de Poe con ese mismo título o un homenaje a al “poeta negro” por excelencia del surrealismo francés, Antonin Artaud, en la canción homónima del disco Burning From The Inside de Bauhaus (otro término, por cierto, relacionado con las vanguardias de los años 20). Por otra parte, herederos del krautrock más cibernético de Kraftwerk o la Düsseldorf, es digna de mención la rama más electrónica o techno de esa “nueva ola” que trajo el punk, bandas que rompen con el rock tradicional tanto en las formas (predominio del sintetizador frente a la guitarra, ruptura con la tradición blues) como en el fondo (la “modernidad” como ideal, la visión angustiada como consecuencia de la Guerra Fría y la amenaza nuclear.) Ni que decir tiene que la influencia del futurismo tanto en la estética (el look de ciencia ficción) como en su contenido (y dentro de éste, su literatura) fue el gran referente artístico de estas bandas. Ya hemos citado el caso de Esplendor geométrico pero también podríamos citar a Cabaret Voltaire (nombre que hace referencia al club donde Tzara y Ball hacían sus extrañas performances) o incluso a los más asequibles OMD, cuyo segundo trabajo, el “industrial” Dazzle Ships coincide en el título con un cuadro del vorticista [7] británico Edward Wadsworth y cuya portada diseñada por Peter Saville (diseñador muy ligado a Factory Records) imita la iconografía rectilínea y robótica del vorticismo. Por último, añadiremos que la rama más ruidista y radical del nuevo rock se desarrollará especialemente en Nueva York, siguiendo la estela de la seminal cacofonía de Glenn Branca, figura que inspiró a la facción más extremista de los nuevos sonidos, la llamada No Wave (la “no-ola”). De clara orientación nihilista y Dadá (recordemos que en los años 20 Nueva York contó con un núcleo de artistas Dadá, con Marcel Duchamp y Man Ray a la cabeza) la No Wave dio a luz a uno de los grupos que más influyó en la escena indie de los 90, Sonic Youth, banda que en 1996 no dudó en dedicar un tema de su A Thousand Leaves a Allen Gingsberg, el gran poeta beat, con motivo de su fallecimiento.

De los años que rodearon a la eclosión punk habría que destacar además un par de músicos/letristas con estrecha relación con la poesía. Nos estamos refiriendo, en primer lugar, a Patti Smith, admiradora de la rebeldía adolescente rimbaudiana y gran poetisa del rock, que aparte de las excepcionales letras de sus canciones (ahí está ese guiño a los poetas malditos del XIX en su famosa revisión del clásico “Gloria” de Van Morrison) también fue autora de libros de poesía tan desgarradores como Babel (1978). Tampoco podría faltar aquí la referencia a Tom Verlaine, cuyo apellido artístico no deja lugar a dudas: su música y letras, tanto en su banda Television como en solitario, de exquisita factura “parnasiana”, llevaron al rock a las más altas cimas poéticas.

Tom Verlaine y Patti Smith.

Y tras la desaparición del punk y sus derivados poco más se ha inventado en el rock que no fuera un “remake” de algo previamente existente. El grunge de los 90 no generó una contracultura como lo hizo el punk (al cual le debe mucho en todos los sentidos, en cuanto a actitudes y en cuanto a sonido) y el post-rock de los últimos 90 y de la primera década de este siglo no es más que un nuevo acercamiento del rock a las modernas tecnologías (algo que ya hizo el krautrock y la electrónica de los 70/80). De estos años reseñaremos, no obstante, un par de discos con claras conexiones poéticas. Uno es el disco Omega (1998) de los granadinos Lagartija Nick, quienes musicaron espléndidamente los poemas del siempre recurrente García Lorca, con el gran acierto de darle una orientación flamenca a cargo del cantaor Enrique Morente. Además se intercalan revisiones de temas de Leonard Cohen, otro gran enamorado de la poesía lorquiana. El otro trabajo a reseñar es The Raven de Lou Reed, uno de los rockeros que más se ha acercado al mundo literario (ahí está el impresionante disco-concepto Berlin para demostrarlo) y que en este caso se dedica a rendir homenaje a la genial obra de Edgar A. Poe.

Finalmente, tan sólo resta contestar a la segunda cuestión planteada al comienzo de esta disertación: ¿ha influido el rock en la poesía? Aquí la respuesta es igualmente afirmativa aunque habría que matizar que el rock ha influido bastante menos sobre la poesía que ésta sobre el rock. Ejemplos de poemas influenciados por la música rock, la verdad, no abundan. Ello es posible que se deba a que el rock es todavía un fenómeno reciente. La mayoría de las influencias musicales en la poesía vienen de la música folclórica o de la clásica y, tan sólo en las últimas décadas, del jazz (esto es especialmente notable en los poetas beat de los 50). Por otra parte el rock no es tomado muy en serio por el establishment literario (no así el jazz que ha acabado por ser considerado un género musical “culto”), un establishment literario excesivamente académico y pedante. Aún así se pueden citar ejemplos de poemas inspirados por el rock. Por ejemplo, dentro del grupo de poetas llamados “novísimos” (década de los 70) Antonio Martínez Sarrión tiene un espléndido poema inspirado por el Ummagumma de los Pink Floyd y de título homónimo. Asimismo, el poeta chileno afincado en EE.UU. Óscar Hahn ha publicado varios poemas dedicados a músicos de rock, entre ellos a Elvis, a John Lennon y a Kurt Cobain (véase, por ejemplo, el poema “Nirvana” en su reciente recopilación Poemas de la era nuclear).

Confiemos, pues, en que la simbiosis entre ambas formas de expresión artística siga prosperando en el futuro para, de esta manera, una y otra puedan salir del limbo en que se encuentran.

NOTAS:
[1] Música y poesía comparten una terminología común (estrofa, estribillo, ritmo, canto, etc.) aunque en música el sonido es el elemento central y definitorio, no así en poesía donde este papel corresponde a la palabra (salvo excepciones como la poesía visual y la fonética.) Por otra parte, la palabra es un elemento accesorio en la música como lo es el sonido para la poesía.
[2] Poeta socialista que apoyó con sus versos las lucha de los mineros galeses en los años 20 del siglo pasado. Este poema ya había sido adaptado al folk americano por Pete Seeger.
[3] Bob Dylan, cuyo nombre real era Robert Zimmerman, tomó su apellido artístico del gran poeta galés Dylan Thomas.
[4] “Krautrock” significa literalmente “rock repollo”. Kraut era como llamaban los soldados británicos que participaron en la Primera Guerra Mundial a los alemanes ya que la comida típica germana es el “Sauerkraut” (col agria o chucrut).
[5] Chtcheglov fue un letrista que hizo planes para volar la Torre Eiffel como parte de un plan para adaptar el urbanismo al deseo humano. Denunciado a la policía por su propia esposa fue internado en un psiquiátrico donde fue sometido a comas insulínicos y electroshocks.
[6] The Durutti Column, hace referencia, claro está, a la columna del legendario anarquista Buenaventura Durruti. La mala ortografía del nombre (“Durutti” y no “Durruti”) es, según ciertas versiones, deliberada: se tomó de una proclama de un grupo situacionista italiano de los 60 que anunció el “Retorno de la Columna Durutti (sic).” Pero hay más: el colectivo editó sus subversivos escritos en un libro forrado de papel de lija y lo introdujo clandestinamente en las biblioteca públicas, de tal modo que cuando alguien sacaba y metía el rasposo libro situacionista destrozaba poco a poco los libros colindantes. De la misma manera, la banda británica envolvió a su primer disco en una portada de papel de lija.
[7] Recuérdese que el vorticismo también tenía su vertiente poética representada por dos pesos pesados de la poesía en lengua inglesa: T. S. Eliot y Ezra Pound.


miércoles, 10 de febrero de 2010

EL TRUCO DEL MARFIL por Raymond Queneau



[Raymond Queneau (El Havre, 21 de febrero de 1903 – 25 de octubre de 1976) fue un poeta y novelista francés. Graduado en 1919 en latín y griego, se trasladó a estudiar en la Sorbona de París donde estudió tanto matemáticas como letras. Se graduó en filosofía y psicología. Ahí se sintió atraído por el movimiento surrealista. Después de un viaje a Grecia en 1932, empezó a reflexionar sobre las divergencias existentes entre las lenguas habladas y las lenguas escritas, divergencia evidente en el griego pero también en el francés. Estas reflexiones las plasmó en diversos artículos sobre el "neofrancés" y las utilizó en sus novelas. Escribió su primera novela Le Chiendent, publicada en 1933. Vivió de su trabajo como periodista, realizando pequeños trabajos, y luego, a partir de 1938, de su colaboración con la editorial Gallimard en la que fue traductor, lector, miembro del comité de lectura, etc. En 1947 se publicaron sus Exercices de Style. Fue también el inicio de las primeras publicaciones que realizó bajo el pseudónimo de Sally Mara, imitando al Vernon Sullivan de su amigo Boris Vian y que le valió diversos problemas con la censura. Tras la liberación, frecuentó también los medios de Saint-Germain-des-Prés. Su poema Si tu t'imagines, musicado por Joseph Kosma por iniciativa de Jean-Paul Sartre, fue un gran éxito de Juliette Gréco. Otros de sus poemas fueron interpretados por el cuarteto vocal Les Frères Jacques. Escribió libretos para comedias musicales y los diálogos de diversas películas como Monsieur Ripois realizada por René Clément. En 1950, entró en el Colegio de Patafísica y en 1951 en la Academia Goncourt.En 1959 publicó Zazie dans le Métro, novela que reveló a Queneau al gran público. Años más tarde, Louis Malle realizó una película basada en esta novela.Amante de las ciencias (en 1948 entró en la Sociedad Matemática de Francia), Raymon Queneau siempre intentó aplicar normas aritméticas en la construcción de sus obras. Con motivo de un coloquio, fundó en 1960, junto a François Le Lionnais, un grupo de investigación literaria y científica que se convirtió en el Oulipo.

(Extraído de
Wikipedia)]


Al abrigo de las encinas plagadas de bichos
Encinas plagadas de los bichos de la muerte
Sombra violeta que separa la caducidad de los horizontes
A partir del nacimiento del hombre
No se dicta justicia al abrigo de los árboles
Pues la justicia es una lechuza
Que berrea de noche para adormecer las habitaciones llenas de amor
Habitaciones mortales con niños recién nacidos
Que se disfraza para tender una mano malsana
A los pobres asustados por la negrura de las paredes
Los carceleros enrojecen de alegría al chupar los grilletes
Más helados que campanario de iglesia
La muchedumbre se precipita como era previsible hacia los llamados bailes populares
La justicia la justicia
Acabará al fin por sofocarse tosiendo
Gato perdido en una acera pringosa
Ventana lamentable que sólo se abre para apagarse
Las luces que se rozan a lo largo de los cuerpos imprevisores
Preguntan el camino llorando a lo largo de los reverberos
En tanto que los agentes se vuelven calvos
y los vitrales de las capillas se reducen a nada
Bajo la presión de las manos húmedas de las mujeres que nunca fueron vírgenes
Y para quienes toda calle fue una misma pasión
Si preguntan el camino nadie contestará
Hombros exilados en las noches sin término
Semblantes de sombras estranguladas
Hay estrellas que brotan como chispas de las olas lejanas
Llueve hasta quedar sin aliento
Un gavilán brinca danzarín desorientado
El espacio se mueve ágilmente por sobre las florestas metálicas
De donde levantan vuelo cuervos melódicos de helados destinos
Más allá de la rápida palpitación de los páramos
Clavados al suelo por los menhires
Espantajos de nubes esbozadas o moribundas
Más allá de la virginidad sin brillo de los desiertos donde se acuesta el sol
El tedio de este día se ha sentado
Tan cubierto de segundos como un sacerdote de piojos
La osamenta de esos monstruos acaba de derrumbarse
y de su polvo salen volando pájaros blancos y dorados
Alegría de las plumas velocidad de las alas
Arrastran joyas evadidas de los ojos de las enamoradas
Llamas exaltadas nucas transparentes
Senos suavísimos torsos de estrellas
Vigilantes guardianes del alba acariciante
AIba cristalina alba perpetua
Pantera de pelo azul
El amor nace en los encuentros un pulpo devora el arco iris
Un mochuelo perfumado cobija en sus alas
A los fantasmas irónicos y a los amigos del crimen
Las ennegrecidas pendientes del deber se desmenuzan con el temblor de la fatiga
Una vez más el crepúsculo se derrama en la noche
Después de haber escrito en los muros SE PROHÍBE NO SOÑAR.


(Traducción de Aldo Pellegrini)